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Por Ivabelle Arroyo

A grandes rasgos, el ejercicio obtiene su palomita. Los candidatos estuvieron preparados, la imagen fue buena, los micrófonos y los relojes funcionaron sin tacha y el formato permitió algo parecido a un intercambio dialogado entre los participantes.

Además, el debate cumplió con su cometido, que no es mostrar al ganador de una contienda en curso, sino impulsar la conversación sobre la elección capitalina y abrir ventanas para profundizar en los temas abordados a la carrera en el foro. A Taboada lo escuché decir que el agua no estaba Clara y a Brugada que habrá agua siempre limpia hasta el infinito y más allá, lo cual fue sobre todo entretenido, pero después vi extraordinarios ejercicios organizados por medios de comunicación con expertos en medio ambiente y planificación urbana que no habrían tenido público si no hubieran sido detonados por el debate.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.