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Por Ivabelle Arroyo

Hay un país en el que los niños van a la escuela sin que sus profesores, sus padres o los directivos de las escuelas tengan claridad sobre lo que se les va a enseñar. Un país en el que el gobierno cambia los contenidos educativos y obliga a toda la sociedad a usar su dictado oficial como base, pero no lo logra. Un país en el que los padres y madres rechazan la enseñanza con hogueras para los libros.  Un país en el que asociaciones de padres acusan a los maestros y a las autoridades de perversión de menores. Un país en el que los poderes de la Federación mandan órdenes contradictorias: distribuyase - no se distribuya. Un país en el que no se sabe para qué se educa, cómo se educa y con qué se educa.

Ese país es el nuestro y la responsabilidad completa del caos en este terreno es del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pero no por haber buscado transformar el sistema educativo, sino por cerrar la puerta a la gobernanza.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.