La enorme popularidad de Morena contrasta con su profunda debilidad institucional. Esta no es una frase mía. La transcribo sin ninguna modificación de la página web de Morena, que presenta con esas palabras la convocatoria para la Primera Convención Nacional Morenista el próximo 5 de febrero.
Enorme popularidad y profunda debilidad institucional, dicen. Y tienen toda la razón. Ganaron en 2015, apenas formados, una fuerte presencia en la Ciudad de México; en 2018 obtuvieron la Presidencia de la República y desde entonces han mostrado una capacidad electoral nada despreciable: hoy pululan 15 gobernadores que usan sus siglas y aguantamos a una mayoría legislativa en la Cámara de Diputados que aprueba el presupuesto sin consultar ni a la almohada.
Las urnas son la prueba a la que se remiten los morenistas cuando hablan de popularidad y les asiste completa la razón. Ahora, ¿a qué se refieren con su debilidad institucional? Principalmente, a que no tienen partido. Ganan elecciones pero el partido no decide un carajo.
Los vuelvo a citar:
“Los documentos básicos del partido, su Declaración de Principios, su Programa y su Estatuto, son violados de manera sistemática y con absoluta impunidad por la cúpula del partido (...) No hay un padrón confiable de afiliados, el proceso de selección de candidaturas es opaco y discrecional y la militancia es excluida de las decisiones estratégicas del partido.”
Lo dicen ellos, pero no adquiere validez porque lo digan ellos, sino porque la realidad les da la razón. Para empezar, ¿qué partido es ese que a seis años de su fundación no ha tenido una convención nacional? Esa es, de entrada, una clara manifestación de la poca participación que tiene la militancia en el rumbo partidista. A ello se suman las decisiones sobre las candidaturas. Aunque nunca hablen mal de él y los huevos le sean arrojados al dirigente nacional Mario Delgado, en realidad el gran decisor es el presidente Andrés Manuel López Obrador. Él palomea y respalda a los aspirantes.
Pero no sólo se trata de eso. Se trata también de las decisiones de los militantes de Morena que usan los espacios legislativos como foros personales para sus redes sociales porque no son considerados a la hora de redactar una ley, modificar un presupuesto o incluir parte de la agenda política de sus representados en las discusiones nacionales. Nada de que los diputados morenistas de Puebla peleen por el dinero para un hospital que se requiere con urgencia. No. Todo para el tren maya y lo que diga el Presidente.
La debilidad del partido no acaba ahí. Las acciones de gobierno no los contemplan. La militarización, la opacidad y la transferencia directa de recursos son pilares de la actual administración, pero ¿cómo pueden estas políticas del actual régimen ser ventajosas para el partido después del 2024?
Porque sí, porque no se trata sólo del 2024 y la sucesión del Presidente. Se trata de la construcción de un partido que hoy es, para cualquier fin, el equipo de minions del Presidente.
@ivabelle_a
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