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Por Jaina Pereyra

“Vivimos una época complicada”, es el lugar más común para iniciar un texto. Ahora, en el siglo XIX, en 1938; siempre. Me refiero en concreto a la libertad con la que podemos expresar opiniones. Las redes sociales nos han demostrado que son campo minado. Podemos decir lo que queramos, pero sólo si estamos dispuestos a asumir el costo de que se malinterprete, de que nos tachen de algo fóbicos, de que nos traigan un tuit de hace diez años como evidencia de que somos unos babosos. De todos modos, estoy convencida de que la autocensura para evitar el revés en redes sociales es contraproducente. Redacto, pues, esta columna que probablemente será impopular.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.