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Por Joanna Vega-Biestro

¡La vida es un constante contraste! ¡Cuánta felicidad y cuánto dolor se vive al mismo tiempo en un hospital! Estas son líneas muy personales que, espero, me permitan compartir.

El 15 de noviembre mi vida cambió para siempre: mi mamá murió.

Fueron tres semanas de lucha, tres semanas en las que mi mamá me enseñó (como siempre lo hizo) a no rendirme. Porque así lo hizo: luchó hasta el final.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.