Por Juana Ramirez
El uso de los listones de colores para representar una causa y mostrar empatía con ella data de 1973, cuando estadounidenses inspirados en la canción Tie a Yellow Ribbon Round the Ole Oak Tree -Ate una cinta amarilla alrededor del viejo roble-, empezaron a poner listones amarillos en los árboles para mostrar solidaridad con los soldados caídos en combate y con los años su uso se ha extendido a otros países como símbolo de solidaridad con las víctimas y rehenes de las guerras. En la salud, el listón amarillo se ha usado para llamar la atención sobre diversas causas como la espina bífida, la prevención del suicidio, la endometriosis y los tipos de cáncer que ocurren en la infancia, entre otros.
En 1992, gracias a la coincidencia del exitoso uso del listón rojo para simbolizar la lucha contra el VIH que hizo que el New York Times declarara el 92 como el "año de los lazos" y a la iniciativa de la compañía de cosméticos Estée Lauder usando un listón rosa para promover la prevención del cáncer de mama que luego se trasladó incluso a los monumentos históricos, el color rosa se instaló como el símbolo de los que luchan contra el cáncer de mama: pacientes, familiares, oncólogos y otros profesionales de la salud, investigadores, instituciones, entre otras. Esta enfermedad, que aunque también ataca en una pequeña proporción a los hombres, es un padecimiento típicamente femenino, hoy ostenta el triste récord de ser la principal causa de muerte por cáncer en México.
Pero, ¿qué hay detrás del éxito comunicacional del “octubre rosa”?
No olvidemos que más del 80% de las decisiones de compra en el consumo interno las tomamos las mujeres. Por ello resulta altamente conveniente pintar de rosa o poner un listón a productos tan variados como detergentes, ropa, productos de aseo personal, alimentos, accesorios, útiles escolares y hasta materiales de ferretería. Algunos de ellos prometen donar en alguna proporción a fundaciones, hospitales y otras organizaciones de la sociedad civil que luchan contra la enfermedad. Es bien conocido por los expertos en mercadotecnia que es más probable que una mujer elija un producto presentado en color rosa, por encima de otros colores, especialmente si además existe una conexión con una causa solidaria que logre conectar al consumidor con su producto… y sí, la lucha contra el cáncer de mama resulta una excelente herramienta para ver un incremento en las ventas de productos y servicios durante el mes de octubre, del mismo modo en el mes del orgullo LGTBQ+ empieza a ser utilizado del mismo modo por las marcas.
Pero bueno, nada malo hay en ello si, efectivamente, los recursos son destinados a la prevención de la enfermedad y el apoyo a quienes la padecen. No obstante, ¿se han preguntado lo que siente el 80% de los pacientes oncológicos, cuyo diagnóstico no es el famoso cáncer rosa? para ellos hay muchas menos organizaciones civiles, programas, cobertura y ayuda.
Ahora bien, si la preocupación sobre la salud femenina es genuina, por qué no aprovechar la ola rosa para ampliar la conversación sobre otros problemas de salud de las mujeres: los fibroadenomas, por ejemplo, tan comunes en las mujeres menores de 30 años y que nos ayudarían a llamar la atención sobre este grupo de edad que normalmente piensa que la autoexploración todavía no les toca, aunque en México el 14% de los diagnósticos de cáncer de mama se presentan en mujeres de 27 a 35 años. Los quistes en los senos también son frecuentes y la necesidad de acudir con el especialista es igual de importante.
El cáncer no es una historia rosa. Incluso para quienes logran sobrevivir, desde el momento mismo del diagnóstico inicia una verdadera lucha: contra la enfermedad, sus síntomas, los efectos de los agresivos tratamientos que tienen afectaciones físicas y emocionales, no sólo a causa de la quimioterapia, también por la carga emocional de sufrir cambios radicales en su aspecto físico como la pérdida del cabello hasta la mutilación de partes del cuerpo. Muchas familias se rompen, pierden sus propiedades y alteran totalmente su vida en la búsqueda de opciones de cura.
Aquí voy a sonar aún más amargada, pero ¿han pensado en los pacientes que podrían apoyarse con los recursos que se destinan a “la carrera rosa”, la iluminación de monumentos, los eventos de concientización a los que asisten solo sobrevivientes y profesionales de la salud?… muy cool, pero les aseguro que el mundo se cambia una vida a la vez y para muchos pacientes ese dinero podría salvarles la vida.
¿Tienes recursos para este tipo de causas? aquí te dejo algunas ideas:
- Destina no solo un mes sino todo el año a apoyar una organización dedicada al cáncer. Asegúrate que esa organización empleará tus recursos para apoyar directamente a los pacientes, promover la prevención y el diagnóstico temprano -ojalá pueda incluso compartirte el número de personas alcanzadas con un estudio clínico- y evita las organizaciones que emplean donativos sólo a realizar campañas de mercadotecnia.
- No hables solo de cáncer de mama, redistribuye esfuerzos para trabajar para todo tipo de cáncer y para todos los pacientes sin importar su edad, género, estatus laboral o nivel socio económico.
- Activa una lucha sin tregua –empezando por tus propios hábitos- contra los carcinógenos científicamente demostrados como el consumo del tabaco.
Así como la vida misma, el cáncer es una enfermedad de muchos colores y está cada día más cerca de ti ¿le entramos en serio?
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
Comments ()