Por Juana Ramírez
Hablemos de estaturas. La altura promedio del ser humano varía según la región y las condiciones socioambientales. Sin embargo, en términos generales a nivel global las mujeres medimos en promedio entre 160 y 165 centímetros y los hombres entre 170 y 175 centímetros. Según un estudio publicado en PLOS Genetics, la talla promedio de la mujer mexicana es 158 centímetros y la del hombre mexicano es de 167 centímetros, hasta 10 centímetros menos que las y los norteamericanos, dato que no sorprende a nadie. Lo que sí preocupa, es que en México más de 1.1 millones de niños y niñas tienen una talla debajo de la esperada para su edad. ¿Cuándo es simple genética y cuándo considerarlo un trastorno del crecimiento que se debe tratar?
Empecemos por entender los elementos básicos del crecimiento sano en los niños. El aumento de talla y estatura se presenta desde el nacimiento hasta el famoso “cierre de los cartílagos de crecimiento” que sucede aproximadamente entre los 14 y 18 años de edad. En general, más temprano en niñas que en niños. Los pediatras tienen una metodología establecida para “predecir” la estatura en función de la edad y los antecedentes familiares; no obstante, otros factores intervienen de manera importante en la estatura, particularmente la nutrición, la actividad física frecuente y el sueño: es muy importante que los niños duerman por lo menos 8 horas continuas, porque la hormona de crecimiento suele secretarse de forma natural en el cuerpo en la noche y con sueño profundo. Acudir al pediatra periódicamente para confirmar que hay progresión adecuada del crecimiento y desarrollo es fundamental.
Entonces, ¿cómo definir que una persona, particularmente en la infancia, no está creciendo al ritmo esperado y en qué momento la talla debe ser una preocupación para los padres?