Por Juana Ramírez
El 6 de febrero de este año, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México Clara Brugada presentó las rutas 2025 del XVIII Medio Maratón, que se llevará a cabo el próximo 13 de julio y del XLII Maratón programado para el 31 de agosto. La venta de las inscripciones a ambos eventos deportivos rompió récords: los 30,000 lugares disponibles para el Medio Maratón se agotaron en tan solo 48 horas y las del Maratón en unos cuantos días y aunque el anuncio se presentó como un logro político de la actual administración, el creciente furor por correr y ser parte del selecto 1% de la población mundial que ha completado los 42 kilómetros y 195 metros de un maratón, tiene razones mucho más profundas. Las cuatro que a mi juicio son las más comunes, son:
La primera: se estima que alrededor de 1 millón de personas corren un maratón cada año en el mundo, algo así como el 0.0127% de la población y saberse parte de este grupo selecto aporta pertenencia, identidad y valoración. Súmenle los centenares de personas que con pancartas, agua, hielo, dulces, aplausos y porras, expresan apoyo y admiración a los corredores. Una sobredosis de autoestima y autoconfianza de muy larga duración. Además, el maratón es una gran oportunidad para establecer conexiones y relaciones con personas que comparten intereses y valores comunes, prueba de ello es el ambiente de solidaridad, camaradería y apoyo que se vive a lo largo de la competencia, que lo convierten en una verdadera fiesta.
Segunda y muy poderosa: mejorar la condición física y generar un impacto sobre la salud. Correr ayuda a mejorar la función cardiovascular, optimizar el consumo de oxígeno, a quemar calorías con la consecuente pérdida inteligente de peso y disminuye la resistencia a la insulina. Además, recientemente se demostró que mejora la longevidad al prolongar la longitud de los telómeros. Sin embargo, también existen detractores -entre ellos muchos médicos- que argumentan que los corredores dañan más sus articulaciones e incrementan el riesgo de osteoartritis y que por tanto no es saludable someter el cuerpo al esfuerzo extremo que representa correr un maratón. No obstante, existen estudios científicos que demuestran que por el contrario, los corredores recreativos constantes tienen una incidencia menor de lesiones por osteoartritis en rodilla o cadera que los no corredores. Esto puede ser condicionado porque el estímulo constante del ejercicio promueve la adaptación y el crecimiento de la masa muscular que hoy sabemos está relacionada con un disminución en el impacto articular, la disminución de la carga sobre ligamentos, meniscos, tendones y la estabilidad del movimiento. Dicho de otro modo, correr nos puede convertir en adultos mayores fuertes con movilidad autónoma.
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