Por Juana Ramírez
“Vístete de azul -nunca de rosa-, juega con balones, con carritos, no llores, sé fuerte, asume desafíos” …¿hay otras formas de ser hombre?
Muy a pesar de los discursos retrógrados de cierto mandatario, de las decisiones oportunistas de algunas empresas para limitar o incluso eliminar los presupuestos destinados a promover la equidad, diversidad e inclusión y de la sonrisa cómplice y cómoda de hombres -y de algunas mujeres- que simpatizan con un mundo en el que los hombres sigan siendo quienes ostentan el poder y la riqueza, el feminismo llegó para quedarse y nadie puede negar que el activismo de las mujeres ha generado profundas transformaciones en favor no solo de las mujeres, de las minorías o de la comunidad LGBTQ+, también para los hombres ha abierto la puerta a las nuevas masculinidades y a la libertad de ejercerlas. Aunque falta mucho aún para considerar que vivimos en un mundo con equidad, no es menos cierto que todos abordamos las relaciones personales, sexuales, sociales y profesionales de forma más igualitaria y empezamos a permitirnos como sociedad cosas tan importantes como identificar y condenar la violencia de género, abrir conversaciones en los hogares sobre roles, decisiones y formas de vida, normalizar el liderazgo femenino, reconocer la diversidad sexual y hasta repensar la libertad como una forma de convivencia y respeto en la que todos tenemos el derecho de auto realización.
Gloria Jean Watkins, mejor conocida como Bell Hooks, escritora y activista social feminista estadounidense, decía que el feminismo nos ha hecho un poco más libres y coincido. El machismo por su parte es una verdadera condena también para ellos, porque la paradoja de “los hombres fuertes e invencibles”, en realidad solo les resta años de vida: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el mundo la esperanza de vida al nacer de las mujeres es 4,4 años más alta que la de los hombres, y en la Región de las Américas, la diferencia es aún más marcada y asciende a 5,8 años. En el estudio “Masculinidad y salud en la región de las Américas” la OMS encontró que la mortalidad en los hombres alcanza un punto máximo alrededor de los 15 años, durante la última etapa de la pubertad, cuando se acentúan las diferencias en la socialización masculina y femenina,demostrando que dichas diferencias representan un verdadero riesgo para la vida y la salud masculinas, al establecer conductas negativas relacionadas con el auto cuidado y acceso a servicios médicos, una deficiente atención de la salud mental -tan sólo en México, el INEGI reveló que de los 8,837 suicidiosregistrados en 2023, el 81% eran hombres-.
Conozco a muchos hombres tratando de identificar las costumbres machistas para deshacerse de ellas, pero la tarea no es fácil. Incluso para nosotras, desaprender tantas ideas y conductas que nos fueron impuestas, borrar la impronta y reescribir nuestras creencias y comportamientos, requiere mucho más que buenas intenciones. Por eso quise dedicar a ellos esta pequeña guía de cinco recomendaciones:
1. Para desaprender comportamientos, tenemos que comenzar por ver cómo los aprendimos. Trata de hacer un recorrido de los patrones con los cuales fuiste educado y reconoce cuáles coinciden con tu identidad y cuáles no. Recuerda cómo eran reforzadas esas conductas y cuáles eran los calificativos para quienes se “salían del molde”.
2. Aprender a pedir ayuda: el mandato de la fortaleza y de la valentía, funcionan como alicientes para animarnos a realizar actividades que ponen en peligro nuestro cuerpo y nuestra salud mental. Estar desconectados de nuestras emociones provoca un silenciamiento de nuestras propias alarmas de auto conservación y entre otras cosas, genera un consumo problemático de sustancias -una conducta frecuentemente ligada a la falta de expresividad sentimental- yenfermedades psicosomáticas. Descubre la fuerza que subyace en reconocer nuestra la fragilidad y la maravilla de contar con una red de soporte emocional.
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