Por Kimberly Armengol Jensen, Periodista en Imagen TV y Canal 22. Columnista en Excelsior, Cosmopolitan y Opinión 51.
Otra vez la impartición de justicia en Oaxaca deja en la indefensión y revictimización a la víctima. La saxofonista María Elena Ríos, tras años de lucha por obtener justicia, vio salir en libertad (arresto domiciliario lo llama el Juez) al autor intelectual de su intento de feminicidio: Juan N.
No es suficiente el dolor físico y emocional por el que ha transitado Male desde 2019, ahora (otra vez) es el propio Estado quien le da la espalda, a pesar del reclamo de millones de mujeres y decenas de organizaciones. Una muestra más de que el influyentismo es más poderoso que la verdad.
POR MALE Y POR TODAS
El crimen contra María Elena Ríos, “Male”, se repite decenas de veces en nuestro México feminicida. Resulta irónico cómo desde diversas trincheras se describe la violencia machista contra las mujeres en gobiernos islámicos y poco o nada se menciona de lo que sucede en nuestra tierra.
La definición de CONAPRED de estos ataques me parece muy acertada: “son agresiones con una altísima carga simbólica. Pretenden marcar de por vida. Dejar en el rostro desfigurado y en el cuerpo de la víctima la estampa de su crimen, de sus celos, de su odio. Una huella imborrable y dramática.”
En múltiples espacios (escritos y audiovisuales) he intentado visibilizar a las víctimas de estos intentos fallidos de feminicidio y para dar contexto me permito citar información que he publicado con anterioridad.
Organizaciones Internacionales, como Acid Survivors Trust International, calculan que al año se producen al menos 1,500 agresiones con ácido a nivel mundial, más del 80 por ciento contra mujeres…La mitad de las víctimas tienen entre 20 y 30 años al momento del ataque…Suelen ser atacadas por parejas o ex parejas o personas pagadas por ellas por celos o venganza.
En México, las mujeres que sufren ataques con ácido o sustancias corrosivas no sólo enfrentan la expresión extrema de la violencia de género, también son invisibilizadas y el acceso a la justicia es nulo. El 96 por ciento de las denuncias presentadas están impunes, las investigaciones continúan abiertas (en archivo muerto en lengua mexicana) y aún no hay sentencia. La mayoría de estos crímenes la autoridad las cataloga únicamente como “lesiones simples”. En el caso extraordinario de obtener una sentencia, la pena máxima sería de cuatro años en prisión.
Tan sólo en 2022, en México se registraron –por lo menos– 47 ataques con químicos corrosivos, el 87 por ciento de las víctimas son mujeres. En el 57 por ciento de los casos el autor intelectual es la pareja o expareja sentimental de la víctima.
En nuestro país este crimen solo se juzga como agravante de género en siete estados. Los ataques con ácido aún no están tipificados como intento de feminicidio, sin embargo, tenemos que continuar en la lucha para conseguirlo.
COLOFÓN
Hoy miércoles, a las 21 horas, por Canal 22 nos acompañará María Elena Ríos para escuchar de viva voz su calvario de las últimas semanas y ese grito donde todas exigimos justicia pronta y expedita. No palabrerías, ni comunicados (o videos) solidarios: justicia.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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