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Por Laisha Wilkins

Todos los domingos, Mila (Whippet), Nico (mini pelos de alambre) y yo nos levantamos temprano para ir al parque. Inmediatamente llegamos, sentimos conexión con la naturaleza. Los árboles suenan, los trinos de los pájaros nos alimentan. Seguimos caminando y, del lado derecho, encontramos a un grupo de 30-35 personas meditando con cantos gregorianos y cuencos tibetanos. Ahí, sin duda, entramos en modo zen. Continuamos nuestro camino hacia el lugar favorito de Mila, mientras atravesamos el bosque. Nos topamos con los danzantes de Papantla y sus hermosos instrumentos de aire, unas clases de zumba y hasta un club de boy scouts. Por todos lados, hay perros de diferentes tipos, colores y tamaños, carreolas con bebés y niños jugando en paz y libertad, al igual que los perros. También hay muchos deportistas corriendo o parejas tiradas en el pasto, enamorándose más con el azul del cielo y las hojas que se mueven al compás del aire, que nos brinda oxígeno y nos hace olvidar que estamos en esta urbe.

La Ciudad de México tiene variedad por todos lados. Los domingos elegimos el de la reconexión con la naturaleza, pero también amamos, de vez en cuando, irnos a la Lagunilla a ver antigüedades y hasta echarnos unas gomichelas. No podemos olvidar la cantidad de hermosos e increíbles museos, o si tienes hijos, irte a las lanchitas de Chapultepec, al Auditorio, al Zoológico o al Jardín Botánico, al Zócalo o a la Alameda. Nuestra CDMX está llena de espacios que nos ofrecen todo. Incluso, si entras al circuito de bici el último domingo del mes, podrás descubrir una ciudad distinta. El cierre de calles te permite vivir una metrópolis de la mano, a nivel de piso y con seguridad.

Somos millones en este espacio diverso, pero pequeño para lo que contiene diariamente. Entendamos la fortuna de vivir en esta ciudad, que es la más cuidada del país, por lo que representa y por albergar embajadas, la Cámara de Diputados y la del Senado, el Poder Judicial, etc.

El país está en llamas. Lo que antes fue el Distrito Federal ya empieza a sentir estragos, pero nunca como en otros estados. Agradezco vivir en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, con gente amable que te acoge, con respeto a la diversidad y con libertad, aunque cada vez menos seguridad.

Sólo nos falta crear una comunidad fuerte para exigir que sea una ciudad como merece, porque lo tiene todo. Esperemos algún día lograr unir voces para mejorar y evolucionar como urbe de primer mundo.

Suena complicado por la enorme diferencia de condiciones y oportunidades, pero creo que, si insistimos cada quien desde nuestra trinchera, en que las cosas se hagan bien, puede mejorar. Debemos presentar denuncias, hoy en día es muy fácil hacerlo de manera digital, y darles seguimiento. Es verdad que ni el Gobierno ni las alcaldías tienen ojos por todos lados. No nos quejemos únicamente, insisto, seamos partícipes en las denuncias o señalamientos, así como en las necesidades. Es decir, si ves un bache, no sólo te quejes, haz la denuncia y sigue el proceso hasta su resolución. Sólo de la mano con las autoridades, vigilando y exigiendo como habitantes de esta hermosa capital, habrá una mejora.

Te amo, CDMX. 

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@LaishaWilkins

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