Por Laisha Wilkins
Entre secuestros y muertos construyó su imperio.
Dejándole siniestros y cuerpos como cementerio.
Con la muerte pactó y el país entregó.
El tiempo pasó y el control él perdió.
Con injurias y victimismo siempre se defendió con lo mismo.
Su usanza ya no crea esa esperanza ni tampoco la misma confianza.
Y no es que se asome la alternancia porque ahí no hay militancia.
Para cambiar la balanza no nos alcanza porque en esta danza la oposición ni calza.
El crimen y el desabasto, entre el Pueblo Bueno, cada vez más se afianza y su discurso ya no está a la alza.
A millones dejó a su suerte, y terminaron entre la muerte… con flores los recibió y entre ellas, también, los despidió.
Esperemos que la catrina no regrese por los que quedamos, porque entre choques de vagones, de cárteles y de partidos ya estamos hasta curtidos.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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