Respira
Por Laisha Wilkins
El expresidente López Obrador dejó blindada y bajo su control cada área de importancia para seguir gobernando; la Suprema Corte, las Cámaras de Diputados y Senadores, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, La CDMX, logró la desaparición de los organismos autónomos que evalúan, miden, vigilan y regulan la información, las energías, las comunicaciones, la educación… Y, la hoy presidenta, Claudia Sheinbaum lucha con lo que puede y como puede contra la, muy pequeña y desgastada oposición, contra Trump, contra la guerra interna de su partido, pero sobre todo contra la cruda realidad.
Sabe que los programas sociales son una carga económica muy fuerte para el país, y que tendrá que tomar la decisión de hacer una reforma fiscal que le pegue a los empresarios y contribuyentes, poniendo en riesgo el voto de esa clase socioeconómica en elecciones intermedias, por ello lo hará después de las elecciones del Poder Judicial, para no afectar los ánimos de estas. Al entender que, entre los programas, los proyectos insignia que sólo consumen sin producir…bueno sí, pérdidas, más las de Pemex y definitivamente con las nuevas políticas migratorias de los vecinos del norte las remesas se verán afectadas, el futuro económico del segundo piso no se ve nada bien. Tan lo sabe que pidió ayuda a los empresarios que están más golpeados que nunca, los convoca a que se sumen al Plan México sin certeza jurídica y sin seguridad cuando tienen enfrente las ínfulas y amenazas de Trump que, de un minuto a otro, podría meter aranceles como le acaba de suceder a Colombia, porque Petro no deja de provocarlo y no sabe negociar, Claudia está jugando al simbolismo y patriotismo con él; pero, con un aumento del 50% a cualquier metal o material destroza cualquier industria; más los aumentos en sueldos mínimos y los cobros de piso; los empresarios están aterrados por todos lados y con razón, difícilmente se podrían esforzar más.
La resultante de pactar con el crimen organizado ya está a la vista, tienen ciudades, estados tomados causando pérdidas catastróficas para toda la población y las industrias de la zona. México está en llamas, con un descontrol en seguridad y, también, en desabasto de atención médica y medicamentos siendo un país con primeros lugares en obesidad y diabetes infantil y adulta; lastimando también la vacunación infantil, cuando antes éramos ejemplo mundial. Los precios de los alimentos, del transporte y de la vivienda siguen subiendo por lo tanto el gasto de bolsillo del ciudadano también.
La inversión extranjera y nacional está huyendo, ¿quién querría invertir en un país sin seguridad y con un Poder Judicial no independiente?, empresas como Liverpool, han preferido comprar tiendas de marca extranjera que expandir las suyas en el país. Ya no somos un atractivo en turismo, al contrario, cada vez más alertas de lugares inseguros para viaje. La agricultura está sumamente dañada por el cobro de piso, de hecho todas las industrias están siendo afectadas.
Sheinbaum tiene todos sus flancos abiertos, debe ir cerrando filas y tomar decisiones de tajo, porque los grandes movimientos se levantan cuando el pueblo ya no tiene nada que perder. La mandataria debe cuidar bien sus pasos, la realidad le está explotando en la cara y aún no toma el control de su puesto, continúa ocupada luchando por deshacerse de las trabas y conflictos de la facción morenista que no la apoya, intentando resolver el nudo económico que le dejó su padrino y antecesor, enfrentándose a un país en llamas… y desahogándose con Trump, quien parece será el nuevo Calderón y, en el discurso desde Palacio Nacional, tendrá la culpa de todo; lo que para nadie es un buen camino.
Ya nos lo dijo Sun Tzu: Tener todos los flancos abiertos sólo te debilita.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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