Por Laisha Wilkins
Salí en la mañana a llevar a Mila al veterinario, le tocaba su vacuna. En el camino me topé con tan poco civismo, tantas cosas equivocadas por parte de la ciudadanía que terminé con muy poca esperanza de que podamos evolucionar como sociedad.
De entrada, en la esquina donde están los basureros de la calle, bolsas extra grandes llenas de basura a un lado de los pequeños contenedores que pone la delegación para los desechos que traes en la mano, no para la de tu puesto, tu restaurante o casa.
En fin, seguimos nuestro camino hasta llegar a la Iglesia, bueno a un lado del recinto porque el coche, de algún buen católico que fue a misa de domingo, bloqueaba el paso peatonal porque supongo que tuvo que estacionarlo ahí por la prisa de ir a escuchar todo lo bueno que hizo Jesús por los demás. Le escribí a la alcaldía que mandaran una grúa para retirarlo y continuamos nuestro andar, no sin antes toparnos con el señor que a manguerazos estaba lavando la banqueta de su casa, le comenté que en la CDMX teníamos un grave problema de escasez que por favor la cuidara; a lo que me contestó: ¡no te metas vieja metiche!, Mila se empezó a estresar por la vibra del señor, también supongo, y seguimos nuevamente nuestro camino cuando me empecé a dar cuenta de que Peso Pluma pintorrajeó toda mi colonia para promover su show o tour, no sé; el chiste que es que las bardas, el piso, el tope, el poste, todo está pintado con su nombre… me dio coraje.
Total que ya le pusieron la vacuna, a Mila, no a Peso Pluma y emprendimos nuestro regreso, honestamente ya en actitud de inspectora de las calles y me di cuenta que en efecto todos los puestos callejeros están colgados de la luz pública, ¡vaya ciudadanos! Triste caminé unos pasos y ¡pum! que me encuentro una construcción en activo, en domingo. Señores constructores, en domingo las obras privadas que no sean excepción no pueden construir, los vecinos necesitamos descansar; los reporté a la delegación y otra vez agarramos paso de regreso cuandoooo, parece mentira pero falta más, una señora desde un departamento sacudió sus sábanas sobre mí, ¡pero en qué cabeza cabe, ni que estuviéramos en la Edad Media!, es como los que riegan y ponen un hoyo en su terraza para que el agua drene a la calle y te mojas al pasar. No puedo meter emoji aquí, pero metería una carita muy enojada. Le dije que ¡¡¿¿qué le pasaba??!!, se hizo la mensa y se metió a su casa. Ya estábamos a una cuadra dando la vuelta por la calle de atrás de mi edificio cuando pasamos por enfrente de la casa del vecino quien utiliza los domingos para aspirar y lavar -con un aparato que hace gran ruidero- los coches de su casa, en algún momento llegué a pensar que había abierto un negocio de algo pero no, el usa el domingo de descanso para hacer ruido… Al llegar me topé con una vulcanizadora a domicilio, un camión se estacionó frente a mi casa porque le arregla las llantas a los coches del edificio contiguo y obviamente otro ruidajal de 2 horas.
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