Por Laura Pérez Cisneros
Si invitas a alguien a tu casa, ante todo, esa persona merece que la respetes y no que la señales con el dedo en tono amenazador, y peor aun, que no sea uno sino dos los que te confronten, que te echen en cara el que según ellos no seas agradecido, que no rindas pleitesía al “Rey Donald”. Así fue el reclamo del “Príncipe Vance” a lo que el presidente de Ucrania Volodimir Zelenskiy respondió : “Si he agradecido, Dios los bendiga” pero eso no se escuchó, fueron más fuertes los reclamos en la oficina oval en Washington DC, en presencia de la prensa y de millones por televisión, después del “encontronazo” La Casa Blanca presumió que el mandatario había sido expulsado y publicaron imágenes cuando el presidente partió, se canceló el almuerzo en su honor y la conferencia.
La tarde del viernes 28 de febrero el gabinete de Trump publicó mensajes en apoyo al presidente y destacó cómo había defendido al país –¿De qué?, nos preguntamos; si la amenaza no es Zelenskyy sino Putin - Al tiempo líderes europeos arroparon al mandatario ucraniano, Keir Stramer que junto con Macron estuvieron de avanzada también en La Casa Blanca para hablar de la invasión rusa a Kiev, hicieron su tarea de preparar el terreno algo que con Trump ya vimos no funciona, porque él sólo se escucha a asimismo.
De Washington el presidente de Ucrania voló a Londres y el Domingo 2 de marzo en el mes de florecer, líderes europeos y el secretario de la OTAN, tuvieron una cumbre de emergencia a la que también se integró el Primer Ministro de Canadá, otro hombre “buleado” por Trump.
El PM británico Keir Starmer fue anfitrión en momentos de reacomodo en la geopolítica y que si hay que decirlo, esta coyuntura da pie a que el “Brexit” podría replantearse si se quiere hacer más fuerte esta alianza europea en términos económicos y de socios.
Trump, un experto manipulador, ahora usó el verbo “pausar” para la ayuda a Kiev hasta que esa nación demuestre que quiere la paz, a eso hay que agregar la amenaza a la UE para imponer aranceles.