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Por Lila Abed

La relación entre México y Estados Unidos se ha deteriorado por la falta de cooperación en materia de seguridad, particularmente en torno al tráfico ilícito de fentanilo. Este fenómeno, el cual presenta una profunda crisis de salud pública en el país norteamericano, ha acaparado la agenda bilateral en los últimos meses. Se ha convertido no solo en un asunto de tensión política en ambos lados de la frontera, sino también a nivel internacional. El tráfico ilícito de fentanilo y otros opioides sin duda requiere de una respuesta conjunta para preservar la confianza mutua que es tan necesaria para poder trabajar en equipo al combatir al crimen organizado, pero tal vez aún más importante será la voluntad política de los diversos actores involucrados en los dos países, ya que, sin ella, por más estrategias y nuevos acuerdos de cooperación de seguridad que existan, pocos serán los resultados alcanzados.

La política y el fentanilo en Estados Unidos

El tema del fentanilo es un tema de seguridad y salud pública, pero como muchas cosas, en el fondo, siempre domina la política. En las últimas semanas, tanto demócratas como republicanos se han pronunciado sobre el daño que han causado los opioides en Estados Unidos. Sus mensajes, propuestas, y soluciones naturalmente son distintas. Los demócratas han tomado una postura más moderada, abogando por una mayor colaboración con México para reducir el tráfico de esta sustancia hacia su país, mientras que sus oponentes han adoptado medidas más agresivas. Distintas voces republicanas han pedido una intervención militar en México con el fin de debilitar las actividades del crimen organizado y la designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales.

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