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Por Linda Atach
“Mientras más duros y terribles sean los escritos de un autor en contra de su país, más intensa será la pasión que lo una a él.”

Mario Vargas Llosa, 1967. 

Tras descifrar el enigma de la esfinge, Edipo mató a su padre, se casó con Yocasta, su madre y se coronó monarca de Tebas, sin pensar que la mitología se había inventado para honrar la justicia, pero también, para inspirar al mundo con las más sofisticadas lecciones morales.

En este sentido, el desenlace es fiel a lo esperado. Al poco tiempo del homicidio, Yocasta se suicida por el dolor de la pérdida de su esposo y el incesto al que se ve obligada y la ciudad sucumbe ante una peste implacable, a decir de los pocos sobrevivientes, “una epidemia enviada desde el Olimpo para castigar los errores de Edipo” que, abatido por la culpa y el arrepentimiento, se arranca los ojos y huye de Tebas para no volver jamás. 

Presente en los theātrum griegos y en los escritos de Sófocles, Aristóteles y Eurípides, la leyenda de Edipo se convirtió en un referente de la naturaleza humana e inspiración del psicoanálisis de Sigmund Freud. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.