Por Linda Atach
Mejor morir luchando por la libertad que ser preso todos los días de tu vida. 

Bob Marley 

Sofía vive de la prostitución. Así, paga la cama donde duerme, el espacio que habita, la comida y el viaje que la sacó de Honduras hace más de seis meses. Nunca imaginó la pesadilla cuando le ofrecieron ese trabajo de modelo en Instagram. Desesperada, quiere prevenir a sus conocidas, advertirles que no dejen sus hogares, que no caigan y no crean en las promesas que les hagan por más necesitadas que estén, pero le quitaron su teléfono y está aislada. La mujer que la custodia la amenaza: antes de pensar en irte tienes que cubrir los términos del contrato que firmaste. 

¿Cuál convenio?, le grita la joven a su guardiana, impotente ante el engaño. El problema es que Sofía no es la única. En el departamento viven quince chicas, dos de ellas son europeas y no hablan el español. Aunque algunas han perdido la esperanza, Sofía confía en que el infierno no durará. Va a cumplir dieciséis y tiene un futuro por delante.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.