Por Lourdes Contreras
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No fue un mensaje para todos…

Algunos -a quienes la política les mató su confianza- decidieron no escuchar ni ver; ya no creen.

Otros -los que quieren creer- atendieron cada palabra y cada imagen; buscaban argumentos antes de dar su voto de confianza.

Hay quienes a pesar de ver y oír, no entendieron; no lo necesitan, son fans y lo que pase o no, no cambiará su creencia.

Y, algunos preferimos ver antes de creer. ¡Ojalá no sea una larga espera!

Me entusiasma la llegada de la primera mujer a la Presidencia de México. Me emocionó escuchar la convicción con la que hizo una “respetuosa invitación” a que la llamemos Pre-si-den-tA… con “A” al final, “al igual que abogadA, científicA, soldadA, bomberA, doctorA, maestrA, ingenierA con A porque -como nos han enseñado- sólo lo que se nombra, existe…”

Ella existe hoy en una de las más grandes responsabilidades que puede haber: conducir un país. Ojalá que en sus decisiones pese más su conocimiento que sus lealtades y sus convicciones que sus compromisos políticos.

No me gusta depositar mis esperanzas en ningún gobierno. Miro, escucho, analizo, critico y voto porque es una obligación evaluar el desempeño de un ciudadano o ciudadana a quien le pagamos para administrar al país. No me conformo y tampoco le concedo nada a Claudia por ser mujer porque pienso que las decisiones que comprometen el futuro de mi país están por encima del género de quien lo gobierna.

Pero me sigue dando gusto que sea Claudia y no nuevamente un Andrés, un Enrique, un Felipe, un Vicente o un Ernesto, quien tenga hoy la oportunidad de tomar las más importantes decisiones para México.

Que la Nación le demande a Sheinbaum si no cumple con sus compromisos de hacer de éste un mejor país para todos, pero hoy, el mensaje más poderoso de la PresidentA es para las más de 12 millones de niñas que tienen entre cero y once años, ellas hoy deben estar seguras de que en este país se puede soñar y se puede ser PresidentA de México.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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