Por Lourdes Mendoza
En plena pandemia de COVID-19, con la economía virtualmente detenida y la población confinada, Andrés Manuel López Obrador declaró: “que quiebren las empresas que tengan que quebrar”.
Con esa declaración desafortunada, una de las peores en su sexenio, y miren que hay de dónde escoger, el presidente no solo le negó a los empresarios mexicanos la ayuda que le pedían, sino que desaprovechó a una institución que durante su historia salió muchas veces a apoyar la actividad productiva nacional.
En 2021, Nacional Financiera tenía cómo canalizar recursos a empresas quebradas para que aguantaran un poco más en vez de ser condenadas a desaparecer. Lo hizo en la época de la industrialización mexicana, en las crisis recurrentes a partir de los años setenta, en el error de diciembre y en la crisis sub-prime, en los desastres naturales y en otra epidemia: la del AH1N1.
Pero no fue así y ese es un triste símbolo de lo que ha sido Nafin en la 4T: una sombra de lo que fue. Hoy que se celebra su aniversario número 90, no hay nada qué celebrar.