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Por Luisa Cantú Ríos
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Nunca he discutido con nadie mi primera relación sexual ¿ustedes sí?

Fue una experiencia espantosa. Básicamente yo no tenía idea de nada e hice lo que X me dijo que había que hacer. Él, claro, ya había tenido relaciones antes. En nuestro país el porcentaje de hombres que empieza su vida sexual antes de los 19 años es mayor al de las mujeres y, para sorpresa de nadie, nuestras experiencias son comúnmente distintas. Por poner un ejemplo: sólo el 14% de los hombres no usó protección en su primera vez, mientras que para nosotras la cifra es de 33%.

Además X aseguraba que sabía todo al respecto pero con el tiempo aprendí que, como para muchísimos adolescentes, su escuela había sido el internet, con todas las deformaciones a la realidad que eso supone. México fue el quinto consumidor mundial de pornografía en 2022, según un reporte del sitio PornHub, y la mayoría de los clicks  vinieron de los grupos más jóvenes de edad.

Yo no había visto pornografía así que mis referentes al respecto eran películas de Hollywood, la escuela y lo poco que había hablado con mi mamá. De acuerdo con la primera fuente alguien me tenía que aventar contra alguna pared y en algún momento yo tenía que gritar; según la escuela el sexo era un acto en el que me podía embarazar o podía contraer una enfermedad y morir y aunque para mi mamá el tema no era tabú, lo último que yo quería era entrar en detalle con ella.

Así es que a la hora de la verdad me encontré a merced de lo que algún adolescente había visto a escondidas en una computadora de forma mucho más explícita que yo en el cine.

Me tardé muchos años -y malas experiencias- en descubrir el placer, el consentimiento, el cuidado y la masturbación. ¿Dónde se aprende eso? ¿A qué edad? ¿Quién debe enseñarlo?

Los nuevos libros de texto de la SEP han causado revuelo por, entre otras cosas, incluir como actividad una maqueta de los órganos reproductores y simular el proceso de menstruación y eyaculación. El conductor del espacio noticioso donde yo vi esa noticia dijo textualmente “esto se presta a la broma, al chacoteo”.

¿Por qué? ¿Por qué no nos incomoda que las infancias aprendan desde los primeros grados sobre guerras y matanzas pero sí sobre el natural e inevitable funcionamiento de su cuerpo?

¿No tiene sentido que sea alguien con formación pedagógica y materiales diseñados por profesionales quien lidie con estos temas y no cada madre, padre o persona cuidadora con sus sesgos morales, religiosos y contextuales en general?

Desconozco todavía los planteamientos completos sobre educación sexual que tiene la Nueva Escuela Mexicana, el modelo que operará en las aulas a partir del próximo 28 de agosto, pero celebro que lo poco que hemos visto al menos nos obligue a discutir si nuestras prohibiciones y negaciones han ayudado o perjudicado a nuestras niñas, niños y adolescentes.

Esto merece una discusión seria, amplia y con enfoque de género, libre de politiquería.

Personalmente creo que si la idea es cuidar que las niñas y niños empiecen su vida sexual hasta la adultez y que lo hagan de forma sana y responsable, lo mejor que podemos hacer es tomar las riendas de su educación y proveerles de la mayor información posible. De lo contrario, alguien más llenará ese hueco, como ha sido hasta ahora.

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@luigicantu

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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