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Por Lydia Cacho

En agosto de 2023, el poderoso senador Mitch Mc Connel, líder de la bancada republicana en Estados Unidos, se quedó paralizado luego de tartamudear de forma extraña durante una conferencia de prensa en el Capitolio mientras le preguntaban si, a los 80 años, se quería reelegir por novena vez como líder del senado. No pudo responder porque tuvo un incidente neurológico. Su staff se lo llevó a toda prisa. Fuentes cercanas al senado me dijeron en ese momento que los informes médicos del senador estaban sellados. Él es quien dijo durante las audiencias para el proceso de destitución (impeachment) de Donald Trump “No será posible remover a Donald Trump de la presidencia. La causa en el senado es demasiado débil”. Luego declaró que él, como senador republicano, no es imparcial en el proceso contra Trump: “es un proceso político, no hay nada de judicial en esto”. 

Después del incidente neurológico, Mc Conell entregó al Capitolio una nota simple de su médico privado asegurando, sin evidencia, que había tenido una revisión neurológica y todo estaba estupendamente. El líder más poderoso del senado norteamericano ha tenido una sucesión de problemas serios de salud, desde tres marcapasos, hasta caídas, fracturas, osteoporosis, pérdida de memoria y de movimiento, pero sigue allí, a cargo del grupo que decide, casi siempre en bloque, guerras, elecciones, invasiones, políticas migratorias, etc.

Esta semana, durante el debate entre Trump y el presidente Biden, éste último se quedó congelado de forma idéntica a Mc Connell. Las y los expertos norteamericanos han pasado días hablando muy al estilo cursi americano –que venera a sus líderes políticos– sobre las emociones y sensaciones que les ha causado que el presidente de su país se haya mostrado desorientado, dubitativo, desconcentrado y a momentos inamovible. En un derroche sentimentalista muy American Dream, se duelen y temen lo que veníamos venir desde hace tiempo: que Biden no está capacitado para gobernar y que Trump, con su psicopatía, está más fuerte que nunca.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.