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Por Margo Glantz

Leo una noticia aparecida en este periódico: “Denise creyó que iba a morir. Un grupo armado asaltó el autobús  en que viajaba entre Monterrey y Zacatecas, plagió a los hombres, abandonó a los ancianos y violó a las mujeres. La pesadilla duró varias horas. El secuestro de camiones es la nueva realidad que cubre las carreteras del país ante el silencio cómplice de las líneas de transporte de pasajeros. Al bajar, doce hombres con armas largas y vestidos de militares que viajaban en camionetas obligaron a los  pasajeros y al chofer a colocarse contra el camión con las manos alzadas y las piernas abiertas”.  

Denise y Hortensia no se conocían, pero fueron compañeras de tragedia. La primera se resistió y fue brutalmente golpeada, le destrozaron parte del rostro ‘Aquí vas a aprender, puta’, le dijo uno, mientras se bajaba los pantalones”.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.