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Por Mari Mar Álvarez

Quizás muchas personas aún no se han dado cuenta, sin embargo, es una realidad que a lo largo de los últimos años el concepto de belleza existente al interior de nuestras sociedades se ha venido transformado.

Y es que la manera en que vivimos hoy, sobreexpuestos a las redes sociales, videollamadas, fotografías y muchas tecnologías más, nos ha llevado en diversas ocasiones a no sentirnos satisfechos con la forma en que nos vemos.

Se trata de un problema aún más complejo si a eso le añadimos la cercanía ficticia que hemos construido con influencers y figuras de la farándula a quienes muchas veces tomamos como referencia.

Toda esta situación está generando que existan en la actualidad muchas inseguridades que antes no estaban presentes en las personas quienes están, en muchos casos, buscando ambiciosamente la manera de verse y sentirse mejor.

Fue justamente esta situación la que llevó a nuestro territorio, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, a ser el tercer país donde más operaciones de esta naturaleza se hacen, únicamente por detrás de Estados Unidos y Brasil.

Así destacan principalmente en México, cirugías como la liposucción que es la que más comúnmente se realiza, seguido del aumento de mama y glúteo, la cirugía de párpados y la abdominoplastia.

Una gran responsabilidad

¿Cuál es nuestro reto como cirujanos plásticos ante este panorama? Por un lado, es muy importante que ejerzamos nuestra profesión no sólo con responsabilidad, sino también con ética.

Ello significa no solamente operar, sino entender muy bien las razones que están llevando a nuestro paciente a buscar nuestro apoyo, además de definir cuál será la estrategia de acompañamiento psicológico con la que daremos continuidad a su caso.

Por otra parte, también debemos ser capaces de impulsar en nuestros pacientes un tema sumamente relevante: hacer las paces con su cuerpo.

Con ello me refiero a que necesitamos favorecer el desarrollo de su autoestima, con el objetivo de que logren sentirse bien consigo mismos una vez hecha la cirugía y no quieran optar inmediatamente por corregir otra cosa más de su cuerpo que no les agrade.

Y es que considero que esto es necesario, tal y como lo he dejado patente en distintas conferencias y libros, porque antes que cualquier cosa debemos aspirar a querernos más nosotros mismos.

Lo digo con toda seguridad porque mi experiencia me ha llevado a entender que nuestro cuerpo es ya una máquina perfecta, porque nos permite hacer cualquier cantidad de cosas todos los días. Nuestro objetivo debe ser cuidarlo.

Es por ello que quiero ser enfática al señalar que, si bien siempre será completamente válido optar por una cirugía, también debemos agradecer más por lo que tenemos y aprender a amar más lo que somos.

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