Por María Alatriste
Quizá en otras vida fui quemada como bruja.
En mi corazón corre el fuego que lo quema todo cuando ese algo
o alguien quiere sancionar mi libertad o la de mis hermanas.
Hace siglos, las mujeres fueron señaladas como brujas solo por ser diferentes, por ser sabias. Desde tiempos antiguos, las mujeres han sido protagonistas de una historia marcada por la lucha. En siglos pasados, muchas fueron injustamente acusadas de brujería y quemadas en hogueras solo por ser diferentes, por ser decisivas, o por tener el coraje de cuestionar el status quo. En la actualidad ya no nos enfrentamos a las llamas de una hoguera. Sin embargo, la violencia de género, los feminicidios, el abuso y la discriminación son la nueva hoguera. No obstante, nuestra fuerza nunca se ha extinguido; al contrario, como un fuego imparable, ha ardido y se ha expandido desencadenando transformaciones sociales profundas e irreversibles.
A pesar de que el camino hacia un cambio total aún es largo, hoy podemos ver con claridad cómo muchas mujeres están redefiniendo su liderazgo y marcando una diferencia significativa en la sociedad. Se han convertido en modelos a seguir, inspirando a otras a luchar por la igualdad, la justicia y el respeto. A través de su ejemplo, demuestran que el liderazgo femenino no solo es necesario, sino vital para el cambio social.
Entonces, surge una pregunta fundamental: ¿Cómo está redefiniendo la mujer moderna el concepto de liderazgo? El reto ya no es solo ocupar nuevos roles, sino hacerlo de manera auténtica, equilibrando independencia y colaboración. Vienen muchos cambios de paradigmas como las mujeres que estamos luchando para que la maternidad sea un asunto público que deje de invisibilizar las renuncias invisibles.
El liderazgo de la mujer ya no depende de su relación con los hombres o de su conformidad con los roles tradicionales. Se está forjando desde la independencia, la autosuficiencia y el coraje para desafiar las normas establecidas. Desde la no maternidad, la maternidad real o la maternidad llena de poder.
Aún existen muchos desafíos para que todas las mujeres tengan acceso a la educación, la autonomía económica y la posibilidad de decidir sobre su propio futuro, dejando de aceptar destinos sociales asignados. Esto no solo les permite crecer como sociedad, sino también abrir puertas para otras mujeres. A través de este liderazgo compartido, se están generando oportunidades, creando redes de apoyo y marcando un camino hacia un futuro más equitativo.
El liderazgo de la mujer no solo se trata de ocupar espacios, sino de transformarlos. Ya no se trata de esperar el permiso de nadie, sino de actuar con determinación y de dejar una huella significativa en el mundo. Las mujeres están demostrando que no solo pueden cambiar sus propias vidas, sino también las vidas de las generaciones venideras.
Hoy, las mujeres ya no son las que arden en las hogueras de la ignorancia, sino las que encarnan la sabiduría ancestral y la fuerza transformadora. Las brujas del pasado fueron víctimas de una sociedad que temía su poder, pero hoy, las mujeres del presente somos las líderes, las visionarias, las que, con valentía y determinación, estamos forjando un mundo más equitativo. Aún hay grupos que ven a mujeres desde la incomodidad en el orden social establecido. Sin embargo, pese a todo, es una fuerza imparable de cambio.
Al igual que las brujas, que nunca dejaron de luchar por su derecho a ser libres, las mujeres de hoy siguen desafiando las normas, rompiendo barreras y tomando las riendas de su destino. El liderazgo femenino no se limita a la historia, sino que reescribe el futuro. Hoy, las mujeres no solo sobreviven, sino que renacen de las cenizas de una sociedad que aún intenta comprender su verdadero poder.
Ser mujer siempre ha sido un acto de resistencia, de magia, de fuerza incansable. Y el fuego que alguna vez intentó consumirnos ahora arde en nuestro interior, iluminando el camino hacia un futuro donde, finalmente, todas podamos ser dueñas de nuestra propia historia. Y si aún existe una parte social inquisidora que nos grita ¡brujas!, ¡brujas!, ¡brujas! Sólo hará que arda más nuestro fuego imparable.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

Comments ()