Por Marilú Acosta

No es la primera vez que se declara una Emergencia Sanitaria Internacional por MPOX o viruela símica o viruela del mono o ignorante y prejuiciosamente mal llamada, la viruela de los homosexuales. Aunque no lo crean, los virus no discriminan, ni preguntan preferencias sexuales, ni se fijan en la forma de vestir, de pensar, las creencias o cómo llevan su vida sus huéspedes, (monos y humanos, entre otros). Está mal traducida la palabra host porque para los virus somos anfitriones y no huéspedes, nada más que en epidemiología le han dejado el término de huésped.

Para los virus, en general, somos anfitriones de una casa de acogida, más que de un hotel o de una fiesta. Porque les abrimos las puertas de las membranas celulares, les protegemos de las inclemencias del sol, del alcohol, y principalmente del olvido. Les damos espacio en nuestro sistema de reproducción genética y les ayudamos a reproducirse, poniendo toda la materia prima. Enviamos a los virucitos bebés al torrente sanguíneo para que puedan saltar a otras células y conozcan otras casas de acogida. Los virus son zombies: no están vivos y no están muertos. Están. Son información genética esperando ser reproducida y por eso necesitan tantos anfitriones y anfitrionas.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.