Por Marilú Acosta  

En los más de 3,500 millones de años de evolución, a la naturaleza le ha resultado exitosa la estrategia de la imitación o el mimetismo. Este mecanismo le ha permitido a todo tipo de seres vivos, incluidos los seres humanos, adaptarse adecuadamente para sobrevivir las hostilidades de los entornos, reproducirse y ocupar nuevos ambientes. La evolución de las sociedades se ha fortalecido y acelerado al imitar otras especies en el uso de recursos naturales, en las estructuras sociales, así como en el conocimiento y su aplicación.

Imitamos por supervivencia, por lo que las campañas creadas en redes sociales, la narrativa política o propaganda, a pesar de no tener fundamento ni en la realidad, ni en la lógica, ni en la sabiduría, ni en la justicia y mucho menos en el bien común, siempre encontrarán una audiencia que las repita sin modificarle una coma, porque están en modo supervivencia. En este grupo poblacional, seguir con vida es la prioridad de su sistema nervioso central, el cual decide dejar de pensar por sí mismos(as), y mimetiza su pensamiento con las consignas del depredador. Lo que románticamente presentan como mesías y su rebaño de pueblo bueno y sabio, es en realidad un depredador con una población que sabe que si lo contradice, significa su muerte. Y las muertes tienen distintas caras.

Un depredador político mata de muchas maneras: quitando la prosperidad, disminuyendo los servicios del Estado, mancillando los derechos humanos, juzgando como traición todo lo que es contrario a él, enalteciendo la delincuencia, desprotegiendo a la población, manteniendo la ignorancia y creando un estado perenne de enfermedad. Escuchar la voz del depredador es suficiente para crear un estado de pánico en su pueblo bueno y sabio, por eso nunca sueltan el micrófono. Dentro de ese pueblo bueno y sabio, hay “intelectuales”, artistas, líderes sociales, empresarios, políticos, militares y delincuentes que validan la versión romántica del mesías que guía a su rebaño. Este pueblo bueno y sabio, cuando defiende (y niega) la dictadura mexicana del siglo XXI, conocida como cuatroté, refleja su miedo y absoluta certeza de que se encuentra en peligro. 

Este pueblo bueno y sabio, ha sido adoctrinado en las escuelas por un sistema educativo que se basa en la memoria. En ningún momento se le enseña a los alumnos a pensar, por eso, este pueblo bueno y sabio no sabe tener una opinión propia que discierne lo racional de lo irracional. Repiten la tercera ley de Newton de memoria, sin comprenderla ni aplicarla a su vida personal y política. Porque a toda acción corresponde una reacción igual y contraria;  sin embargo, la población coptada por la cuatroté, no logra comprender que una persona que centra todo el poder en sí mismo, intolerante a la pluralidad de pensamiento y que diario dicta lo que se debe pensar, es un dictador; por que están ocupados en sobrevivir, no en comprender la tercera ley de Newton.

Se construye una narrativa de triunfo ante la sistemática violación a la Constitución, a las leyes y a los procedimientos. ¿Triunfo ante qué o quién? Ante los “otros”, los contrarios, que son una idea sin sentido ni forma, y aparentemente es el enemigo de otra idea sin sentido ni forma: el pueblo. Tenemos el mandato del pueblo, dicen. No lo tienen, porque el pueblo no existe. Lo que existe es un estado de terror, de absoluta indefensión, un estado de constante supervivencia que impide pensar con claridad. Algunos Senadores de Estados Unidos tienen razón al plantear que su vecino del sur es un vecino terrorista. Así es la cuatroté, un sistema que utiliza el terror para conseguir sus objetivos egoístas y perversos. Aunque declararlo así, tampoco son buenas noticias, porque al definir a México como un estado terrorista, caeríamos en manos del terrorismo gringo.

Si existiera un privilegio entre los seres humanos, sería el de no tener miedo. Los únicos privilegiados y por lo tanto con mayor responsabilidad son quienes no están luchando por su supervivencia: la emocional, psicológica, mental, religiosa, sanitaria, familiar, social, espiritual, económica, política, amorosa, laboral, y de amistad. Quienes no sucumben al terror serán quienes echen abajo la reforma judicial ilegalmente publicada el 15 de septiembre, y quienes vean en Claudia una sumisa imitadora que disfraza la dictadura con democracia, serán el semillero que sacará a los mexicanos del terror.

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@Marilu_ Acosta

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