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Por Marilú Acosta

Vivir en la mentira construye la frágil y efímera ilusión de haber conseguido evitar lidiar con la verdad. Misma ilusión cuando un bebé se cubre la cabeza y vive la experiencia de ver desaparecer el mundo para sus ojos, y a su vez, desaparecer para el mundo. Una ilusión de éxito y de poder: desaparezco (de la verdad) y la hago desaparecer de mis alrededores (la verdad). Sólo se considera un juego tierno y entretenido si estamos con un bebé de 1 o 2 años de edad. Continuar creyendo que una mantita (la mentira) desaparece mi vínculo con la realidad (la verdad), es perverso.

El abuso emocional tiene tres características principales: la mentira, la manipulación y la traición. El abuso puede darse en cualquier tipo de relaciones, no es exclusivo de una relación de pareja, ni siquiera de una relación personal entre dos individuos. El abuso emocional también se da entre Gobierno y Estado, entre servidores públicos y ciudadanos; y lo más difícil de identificar, entre yo y mí misma. ¿En qué me miento? ¿Cómo me manipulo? ¿Cuándo me traiciono?

Manipulación es una palabra que tiene como sinónimos adulterar, amañar, falsificar, trucar y viciar. Se define como la astuta, mañosa y hábil intervención en política, mercado y/o en la información, entre otros rubros, que distorsiona la verdad o la justicia; poniendo por encima de estos conceptos, intereses particulares. En el caso del abuso emocional de mí para mí, los intereses que se interponen son del ego, sobre la verdad o la justicia para mi mayor beneficio.

El mandato del pueblo, es la confianza que da la ciudadanía a un cierto número de personas para que administre los bienes comunes. No es una carta en blanco para que pongan, por encima de la ética, la ley, la equidad, la justicia y la verdad, sus intereses personales. Una gran manipulación sobre el término. ¿Con qué verdad no queremos lidiar? Con la de ser co-responsables de construir la sociedad que tenemos actualmente y con los cimientos que estamos dejando para una sociedad futura. Somos más de 120 millones de mexicanas y mexicanos y sin embargo, estamos aceptando la visión de una sola persona, que desde Palacio Nacional decide (sin escuchar) cómo deben vivir 120 millones de gobernados repartidos en más de 1,973 millones km².

El nepotismo es una forma de favoritismo y el favoritismo es otorgar privilegios especiales a amigos, familiares, colegas y conocidos para conseguir puestos de trabajo. En el caso del favoritismo, no es necesario el parentesco consanguíneo, en el nepotismo sí, porque otorga empleos mediante el privilegio injustificado a familiares de quien ostenta el poder. Se modifica el balance social al asignar familiares no calificados en posiciones de poder exclusivamente por tener un lazo familiar. Nepotismo proviene del italiano y significa sobrino, es una práctica que no es ni exclusiva de una época, ni de una institución, país o cultura. Se da, porque el ser humano abusa del poder y le gusta vivir con privilegios (una verdad que no queremos aceptar). Es válido tener dentro de la familia miembros que compartan gustos, profesiones o intereses similares. El problema con el nepotismo es que ignora los principios básicos de justicia y equidad, creando favores (que después se cobrarán) para sus familiares (con quien tienen una relación de abuso emocional y de poder). El nepotismo jamás se fija en capacidades objetivas para desempeñar el trabajo, lo cual se traduce en una disminución en la productividad, eficiencia y efectividad, que en el caso del gobierno, termina por dejar a la población a la deriva.

El presidente actual (al cual le queda una semana en el puesto), ha colocado a su propio hijo en el partido que tiene la mayoría en poder legislativo, tiene el poder ejecutivo y buscan tener control del poder judicial. Amasar poder para su propio beneficio es su principal objetivo, porque ninguno de estos personajes comprende la responsabilidad que significa tener el mandato del pueblo. Ninguno sabe trabajar ni entregar resultados. Ninguno será recordado como estadista, ni mucho menos humanista. El mandato del pueblo no es sinónimo de nepotismo ni de una visión de un solo hombre, es la tremenda responsabilidad de llevar a buen puerto a todo un país. Justamente la ignorancia e incapacidad de Morena refleja el profundo nepotismo que en todos los niveles y en todos los estados, ha construido el movimiento. Quienes admiran y defienden el 2º piso de la cuatroté, muestran su ambición por estar dentro de ese favoritismo, además de aceptar su falta de capacidad, porque saben, que sin favoritismos nunca hubieran llegado por sus propios medios a donde están.

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@Marilu_ Acosta

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