Por Marilú Acosta
Cuando cualquier sistema va más rápido que un proceso o componente, se forma un cuello de botella. No importa cuán eficiente sea el resto, lo que está trabajando más lento que todo limita el potencial de lo demás. Es un tema de rendimiento, cuando ese componente o proceso está a su máxima capacidad, no hay espacio para crecer, su ritmo se impone a todo lo demás. Esta máxima capacidad puede ser cero o casi cero si falta o es escaso un recurso esencial, sin recurso no hay rendimiento. Solucionar el cuello de botella puede requerir inversión, un cambio de método, actualizarse a nuevas tecnologías, contar con mejores equipos humanos y en algunos casos resulta más eficiente ajustar los niveles de producción a la velocidad del proceso o componente que está trabajando a su máxima capacidad.