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Por Marilú Acosta

El amor es un prisma de muchas facetas, una es la pareja, el amor sexoso o sexo amoroso, la media naranja o complemento, el erotismo, deseo y genitales, el orgasmo o la pequeña muerte. Eros y tánatos. Lujuria, pasión, enamoramiento y disminución del funcionamiento cerebral.

Las hormonas involucradas en este proceso son: testosterona, estrógeno, dopamina, norepinefrina, serotonina, oxitocina y vasopresina. Mariposas en el estómago, torpeza intelectual, decisiones arriesgadas, ansiedad, palpitaciones, sudoración, euforia, tristeza, deseo, incertidumbre, desgano, montaña rusa emocional, mental, psicológica, paz, sentido de pertenencia, insomnio, energía a tope, sonrisa y relajación son el resultado del balance de estas hormonas. La clave de absolutamente todo en esta vida corporal es el equilibrio. La experiencia amorosa se convierte en tóxica con un mal balance hormonal. El exceso convierte a esa media naranja en línea blanca y el cerebro se comporta como adicto con todo y síndrome de abstinencia.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.