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Por Marilú Acosta
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Qué difícil ser Diosa de la Justicia, vestir una elegante túnica blanca y no poderse mover, ni ver cuando menstruas. ¿Cuántas maneras de tratar a la mujer y su menstruación no habrá visto pasar? Pienso que quien decidió su vestimenta grecorromana, fueron hombres, ¿neta, de blanco? Su predecesora, Maat, Diosa egipcia de la verdad, la justicia y la armonía cósmica, vivía en una sociedad más sensible a los menesteres femeninos. O cuando menos conocían cómo teñir, en tonalidades rojizos-ocre, la túnica de Maat para sobrellevar el ciclo menstrual. 

Cuando Ra se decidió por su hija Maat, para que fuera la guardiana de la justicia, nunca se cuestionó su capacidad de generar armonía y respetar la verdad por ser mujer. Jamás pensó Ra: ay, pero que tal que en sus días se pone irracional, ¿qué va a pasar con la armonía cósmica? Fue todo lo contrario; entendiendo la esencia del universo, por sobre la energía masculina, la justicia es femenina. Nada más que desde entonces, como tómbola de pueblo, el mundo ha dado muchas vueltas.

¿Estaremos frente a la menopausia de la Justicia? Nadie entendemos qué le está pasando. Ni ella misma. No hay quien la diagnostique, ni le recete un adecuado tratamiento. Trabaja incansablemente, como siempre, nada más que ahora se siente agotada. Ha perdido la ilusión de vivir y la capacidad de dormir. Las reformas la tienen con resequedad en todas las mucosas y la tómbola la mantiene ansiosa. ¿Le dolerá la cabeza? Usemos la tómbola, a ver si hoy le da o no. ¿Tendrá cambios de humor? Que nos responda la tómbola. ¿Este ciclo le bajará o no? La que sabe bien es la tómbola. La tómbola sirve tanto para determinar el cómo, cuándo y el qué de los efectos de la disminución y ausencia estrogénica, como para construir un sistema de justicia, según el dios, que dice, le entiende a esto del pueblo. 

Nada más que a estos dioses ya no los hacen como antes. No deciden con la misma rigurosidad como cuando estaban haciendo la creación. O quizá no sean los mismos, estos dioses son chiquitos, de barro. Piensan que saben más que quienes crearon el universo. Les dicen onvres, pero también las mujeres  apoyan sus propuestas, las estudian, las replican y hasta las defienden. ¿Con qué fundamentos pueden los ginecólogos decidir sobre el cuerpo de una mujer? Con el poder que le otorgan los testículos. La anatomía, fisiología y eventos corporales femeninos son territorios nombrados por la lengua masculina. Los signos y síntomas que jamás experimentarán, han sido descritos y explicados por el intelecto masculino. Muy amables y con caballerosidad nos explican, desde su perspectiva, lo que nos sucede y lo que tenemos que hacer.

La menopausia, la premenopausia, la postmenopausia y el climaterio son conceptos determinados por quienes nunca han menstruado, ni dejado de hacerlo. Lo mismo ha pasado con la justicia, la verdad y la armonía, la acotan, quienes no saben ser justos, ni hablar con la verdad y lo que generan es disarmonía. Estos hombres, que no menstrúan, se sienten satisfechos de haber conquistado lo femenino y el cuerpo de mujer. Estos hombres que son injustos, nos vienen a contar de la justicia. Son los mismos que hablan como si fueran pueblo, que más que no querer perder sus privilegios, buscan amasar la mayor cantidad. De la salud femenina, y en general, nunca se les ha cruzado por la cabeza que pudiera requerirse algo más que nombrar y describir.

Es lógica la ausencia de servicios de salud para los procesos fisiológicos femeninos; puesto que los hombres no los necesitan, ¿para qué crearlos? Es previsible la ausencia de justicia, como los abusivos no la necesitan, ¿para qué fomentarla y respetarla? La justicia mexicana es menopáusica y no existen servicios para atenderla. Lo paradójico es, que ella debería de otorgarse a sí misma, la reforma sanitaria que la menopausia necesita. Porque por voto popular y a mano alzada, ni la justicia, ni la menopausia atinarán a expresar la sabiduría que guardan.

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@Marilu_ Acosta

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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