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Por Marilú Acosta

La palabra ignorancia proviene del latín ignorantia, significa cualidad del que no tiene conocimiento. La falta de conocimiento, en la historia de la humanidad, ha sido el motor para descubrir los secretos del universo. Ser ignorante no tiene nada de malo, es, de hecho, lo más natural. Es imposible saberlo todo y si pudiéramos saberlo todo nos moriríamos de aburrimiento, la falta de sorpresas nos dormiría. No todo es lindo con la ignorancia, es de tenerle cuidado porque la ignorancia viene con sus demonios, los cuales surgen cuando se traiciona a quienes confían en esa voz que miente pretendiendo saber, proponiendo una solución para aquellos que no saben, esos demonios disfrazan lo natural en vulnerabilidad con tal de abusar del poder.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.