Por Marilú Acosta
Durante milenios, las civilizaciones más antiguas entendieron la existencia humana, la naturaleza y el universo mediante dioses para cada elemento. Los dioses del vino son Gestín (diosa) para los sumerios, Osiris para los egipcios, Dionysos para los griegos y Baco para los romanos. Los sumerios perfeccionaron el vino y los egipcios la cerveza, a la que se consideraba pan líquido, mediante procesos que dominaron desde hace más de cinco mil años. Las religiones de un único Dios empiezan con el libro de Génesis, hace 5 mil 873 años, cuando Dios creó el mundo en 6 días y descansó al séptimo. El Génesis forma parte de la Torá, Ley del pueblo Judío, escrita por Moisés (1391-1271 a.E.C., Egipto); aquí mismo se cuenta la historia de Abraham y sus dos hijos: Ismael e Isaac. De Ismael descienden los musulmanes y de Isaac los judíos. Moisés, descendiente de Isaac, escribe a partir de una revelación directa de Dios en el Monte Sinaí. Mahoma, descendiente de Ismael (570-632, Arabia Saudita), escribe el Corán, libro sagrado del Islam (musulmanes) a partir de revelaciones que recibió del Arcángel Gabriel a lo largo de su vida. Tanto la Torá, como el Corán se consideran textos divinos, no humanos. El Nuevo Testamento, base del cristianismo, relata la vida y obra de Jesús (0-33, Imperio Romano), el cual fue escrito por diversas personas recogiendo relatos orales casi un siglo después de la muerte de Jesús, quien también desciende de Isaac.