Por Martha Carrillo
¿En donde se escondió? ¿Por qué salió huyendo? ¿Por qué no dio la cara y dijo hasta aquí llegué?
“En un principio todo parecía un cuento de hadas. Desde que lo conocí se portó increíble, detallista, seductor, generoso. De inmediato comenzamos a intimar, a hablar de nuestros mundos, nuestras preocupaciones, de lo que nos apasionaba. Poco a poco se volvió tan presente en mi día a día, que prácticamente era una necesidad al despertar y abrir los ojos, tomar el celular y buscar su saludo, sus buenos días, el “amanecí pensando en ti”.
Así pasó más de un mes. No nos conocíamos físicamente, me contactó a través de las redes y aunque no teníamos amigos en común, su audacia, su ligereza me hizo irme abriendo, contándole mi vida, compartiendo fotos de mi realidad y él de la suya.