Por Martha Carrillo
Se levantó como cualquier otro día. Agarró su maleta para ir al tenis y se fue a jugar con sus amigas, de ahí iría a la oficina, comería con la familia y en la tarde como siempre sacaría a pasar a su fiel amigo Chacho, un viejo pastor inglés. Durante la comida, su esposo, sus hijos y ella hicieron planes sobre la Navidad, el viaje familiar de fin de año y la fiesta de su aniversario por haber estado unidos por 15 años. Todo parecía estar en paz y armonía. Tomó su celular, la correa de su perro y salió a caminar. A tan solo unas cuadras de su hogar comenzó a sentirse mal, se sentó en banqueta, trató de llamarle a su esposo, pero el corazón no aguanto más. Infarto fulminante y luego el silencio.