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Por Martha Ortiz

Soy cocinera, aprendiz y admiradora del trazo, el color, la perspectiva, la armonía y las texturas de los grandes pintores. También me gusta ser mexicana y mujer de mi tiempo a la que le apasiona la temática y la fantasía de la gastronomía en el arte.

Bien se dice que la cocina es un arte, pero muchas veces no reflexionamos en esta afirmación. Por ello esta cocinera mexicana, sólo por hoy apartada del fogón, los llevará con pluma y papel, como en un guisado, a comprender y disfrutar ciertas curiosidades y excentricidades que nos darán otro horizonte cuando miremos un platillo o bien pongamos atención en nuestra mesa. Así, no volveremos a mirar ni degustar de la misma manera los platillos y utensilios que nos acompañan.

Me atrevo afirmar que el arte es también cocina. Con esto quiero afirmar que, como en toda relación romántica que valga la pena, siempre hay dos lados, es decir, “ida y vuelta”, para construir un romance “suculento”.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.