Por Martha Ortiz
“Polvo eres y en polvo te convertirás”. Durante toda mi niñez escuché esta frase tan contundente mientras me ponían una cruz de ceniza en la frente, la cual me gustaba mucho por el cuidado y las líneas que dibujaba el sacerdote con esmero y destreza. No obstante, la frase me parecía incompleta: polvo soy y polvo seré, pero polvo probaré y comeré, ya que la ceniza proveniente de tortillas, flores, chiles, hojas aromáticas, especias y otras divinidades y excentricidades gastronómicas, es parte del repertorio casi teatral de nuestra magnánima cocina: la mexicana.