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Por Melissa Ayala

Decir que fuiste víctima o sobreviviente de violencia de género no es sencillo, menos en un país donde la impunidad es la regla y la justicia se asoma distinta y costosa; sin embargo, gracias a los movimientos feministas, a las amigas que acuerpan y a las personas aliadas, cada vez más somos las mujeres que señalamos a nuestros violentadores y al sistema que les encubre y les premia.

Hace mucho que la difamación fue eliminada de nuestro sistema normativo; sin embargo, hemos visto que las personas que han sido señaladas de haber cometido acoso u hostigamiento sexual u otro tipo de violencia de género recurren a tribunales alegando que se les daño su derecho al honor, a la honra y se afectó su reputación. Esto lo hemos visto en distintos casos de famosos tras el veredicto de Johny Depp, pero esto también ocurre en nuestras latitudes.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.