Por Mónica Flores
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Lo nuestro empezó en el 2000, sin planearlo, sin proponérnoslo, teníamos una vacante más y una persona que cubría el perfil; lo diferente era que Margarita tenía discapacidad visual y un perro guía.

No había una política o un procedimiento que nos condujera. Todo fue evolucionando sobre la marcha. Más de 20 años después, hemos aprendido mucho con la intencionalidad de hacerlo, porque nuestro propósito siempre ha sido ser la mejor opción de trabajo para TODOS y TODAS.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 16% de la población mundial (1,300 millones de personas) vive con algún tipo de discapacidad y alrededor del 80% están en edad de trabajar. En México, de acuerdo con el INEGI, existen 20 millones de personas con alguna discapacidad o limitación, es decir, poco más del 16% de la población.

Las personas con discapacidad tienen mayores tasas de desempleo e inactividad económica, además de que en general tienen menor preparación: de acuerdo con Bárbara Anderson, “solo 1 de cada 4 niños con discapacidad están escolarizados y solo 4 de cada 10 escuelas afirma tener la infraestructura y los materiales necesarios para atenderlos”.

https://www.opinion51.com/barbara-anderson-2408-sus-hijos/

Adicionalmente, tenemos estereotipos y sesgos que no nos ayudan. Con frecuencia, cuando pensamos en discapacidad, viene a nuestra mente una persona en silla de ruedas o con bastón guía, pero la OMS reconoce varios tipos de discapacidad y cada uno de ellos implica pensar en soluciones diferentes: 1) física o motora, 2) sensorial, 3) intelectual o cognitiva y 4) psicosocial.

Su inserción en los ámbitos de trabajo no es fácil, y no estoy hablando de instalaciones o adecuaciones físicas de los inmuebles, que ya solo eso es un reto incluso en los espacios públicos.

A partir de la integración de Margarita a nuestro equipo, empezamos a crear una cultura para incorporar y convivir adecuadamente con nuestros colegas con discapacidad y descubrimos que: 

  • Es indispensable tener la infraestructura necesaria para la estancia en los espacios comunes que integre aspectos de movilidad y seguridad: rampas, ascensores, baños accesibles, señalizaciones, escaleras, rutas de evacuación, mobiliario, sólo por poner algunos ejemplos. ¡Pero no es suficiente!
  • Es preciso dotarles de las herramientas de trabajo o ayudas técnicas necesarias para el desempeño de sus funciones, o bien, hacer ajustes razonables, y en esto la tecnología ha sido una gran aliada, por ejemplo: lectores de pantalla, sistemas de reconocimiento de voz, letreros en Braille, pantallas táctiles, dispositivos de entrada alternativos, aplicaciones de ampliación de pantalla, audífonos. ¡Pero no es suficiente!
  • Es crucial capacitar a los equipos de trabajo en trato y atención hacia los colegas con discapacidad para: no subestimarles, preguntar antes de ayudar, comportarse con naturalidad en las interacciones cotidianas, no tener concesiones innecesarias y tratarlos en igualdad. ¡Pero no es suficiente!

Lo más importante es: eliminar mitos, enfrentar miedos y estigmas.

Necesitamos generar conciencia y sensibilidad informada. El punto de partida es tener el compromiso y la convicción de la Dirección General y de todos los líderes de la organización. 

Decidimos tomar acción: 

1) Fuimos adaptando nuestro proceso de reclutamiento y selección. Y es en 2021 cuando incorporamos el CV ciego con la finalidad de que nuestros candidatos tengan igualdad de oportunidades, nos centremos en la experiencia y habilidades de los candidatos y contrarrestemos sesgos conscientes e inconscientes.

2) Institucionalizamos nuestros cursos de sensibilización en diversidad e inclusión y los hicimos parte de nuestro plan de onboarding y capacitación.

3) Y desde el 2001, con nuestro programa Caminemos Juntos, vinculamos a más de 14,000 personas de grupos de atención prioritaria con un trabajo digno y formal, esto incluye a personas con discapacidad.

Hoy, nos sentimos muy orgullosos y orgullosas de ser un referente en materia de diversidad e inclusión laboral, somos reconocidos y premiados por ello, porque lo vivimos como parte de nuestra CULTURA; no dejamos de aprender un solo día.

Hemos visto cambiar la vida de muchas personas con pequeñas acciones y a veces, sólo creyendo en ellos, en su TALENTO. Nuestros colegas se transforman y elevan su autoestima cuando se sienten parte de un equipo y de un entorno que los valora, respeta y entiende como a cualquier otro miembro. Ha sido emocionante.

En esta evolución hemos coincidido con otras instituciones que están en lo mismo, eso nos ha permitido aprender, pero también acompañar a otras organizaciones en su propio camino hacia la inclusión. Vivimos con ellos historias de éxito como la de una empresa multinacional de tecnológica que a través de nosotros dio empleo a personas con discapacidad visual cuya labor era incluir Braille en sus teclados e instructivos.

La inclusión no es un tema de filantropía ni altruismo. Frente a una escasez de talento creciente en la que el 75% de los empleadores a nivel mundial nos dice que no encuentran al personal adecuado para cubrir sus vacantes, es imperativo adoptar enfoques diferentes y reconocer el potencial que hay en personas de grupos que comúnmente no tomaríamos en cuenta.

La integración exitosa y sostenible tiene varios retos, no diré que es sencilla; pero no sólo es buena sino necesaria por el impacto positivo en la productividad, la retención de talento y el clima laboral, además del valor que aporta en diversidad de habilidades, pensamiento y, por tanto, a la innovación.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.