Por Mónica Flores
De acuerdo con la ONU, las mujeres ganan en promedio 20% menos que los hombres y se estima que nos tardaremos 257 años en acortar la brecha, algunas fuentes son más optimistas y solo faltarían alrededor de 150 años; el caso es que ya no lo veremos.
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Es un hecho: las mujeres de todo el mundo ganan menos que los hombres. Tenemos una deuda pendiente con más de la mitad de la población mundial.
El Convenio sobre Igualdad de Remuneración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que todas las personas tienen derecho a recibir la misma remuneración no solo por la realización de tareas idénticas, sino también por trabajos diferentes considerados de igual valor.
Mucho se ha escrito sobre la diferencia entre el sueldo que perciben las personas según su género, pero debemos insistir y hablar de esta brecha tanto como sea necesario.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en México, las mujeres perciben en promedio 35% menos que los hombres.
En un estudio reciente de ManpowerGroup, encontramos que el 48% de las empresas del mundo están atrasadas en la implementación de sus iniciativas de igualdad salarial o, aún peor, no han establecido alguna.
Pero ¿por qué parece inalcanzable?
Es un problema multifactorial que no se reduce al ámbito laboral, tiene aspectos históricos, culturales, sociales y económicos.
Siguen presentes los estereotipos de género: aún se piensa que los hombres están mejor preparados y que son más competentes para asumir roles de liderazgo y/o en áreas mejor remuneradas (por ejemplo, las carreras STEM) y con mayor reconocimiento social.
También hay una distribución desigual de las responsabilidades domésticas. De acuerdo con el IMCO, 9 de cada 10 personas que abandonan el mercado laboral para realizar tareas de cuidados son mujeres.
Además, prevalecen los sesgos inconscientes en los procesos de contratación, promoción y evaluación de desempeño.
Existen efectos económicos muy evidentes, por mencionar algunos:
- Limitaciones para generar ahorros
- Menor acceso al crédito
- Mayor dependencia económica
- Dificultades para invertir en formación, educación continua o especialización profesional
- Pensiones más bajas
- Mayor riesgo de pobreza
- Condiciones de jubilación desventajosas
Y por supuesto, también existen consecuencias en la autoestima profesional.
¿Qué podemos hacer?
Necesitamos generar acciones públicas y privadas que contribuyan y sean sustentables.
En principio, las organizaciones no saben si tienen disparidad salarial o qué tan grande es. Lo primero es reconocerlo y ser consciente de ello, después, trabajar en consecuencia.
Aquí algunas de las acciones sugeridas para empezar:
- Compromiso de la alta dirección: liderar con el ejemplo y estar comprometidos y capacitados para detectar desigualdades.
- Procesos de reclutamiento y selección sin sesgos: basados en habilidades y competencias.
- Diagnóstico de brecha salarial: comparar los sueldos del personal que realiza un mismo trabajo.
- Plan de acción para la eliminación de la brecha: ajustar desigualdades detectadas.
- Revisión anual de salarios: tener disciplina para monitorear la igualdad en la remuneración.
La brecha salarial es un tema de negocios. Una mujer que gana menos que sus pares hombres que hacen el mismo trabajo tiende a sentirse infravalorada y desmotivada, lo que puede llevarla a tener un menor compromiso e incluso, a buscar oportunidades fuera de la organización.
Implementar estas acciones mejorará la retención del talento, incrementará la productividad y fortalecerá la marca empleadora.
Recientemente, la Presidenta Claudia Sheinbaum firmó un decreto para proteger a las mujeres en México, ha sido un importante avance visibilizar en la Constitución que queda prohibida la brecha salarial por razones de género:
“A trabajo igual corresponderá salario igual, sin tener en cuenta sexo, género ni nacionalidad. Las leyes establecerán los mecanismos tendientes a reducir y erradicar la brecha salarial de género”.
El gran reto es asegurarnos de que esto ocurra.
Tal vez no viviremos para contarlo, pero hoy podemos hacer mucho para reducir la espera y ver cambios en nuestro entorno más próximo y ámbito de influencia.
¡El salario es independiente del género!
*Actuario, MBA, Maestría en Filosofía.
Presidente de ManpowerGroup LATAM.
Promotora de la equidad de género y el liderazgo femenino.
Mentora de jóvenes y mujeres.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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