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Por Mónica Hernández

Nadie desconoce que los machos despliegan sus colores, sus plumas, sus cantos y sus melenas cuando se trata de convencer y conquistar a una hembra. La hembra elige al esperma y/o al padre biológico de sus crías de acuerdo a los encantos desplegados por el macho exhibicionista. A las mujeres nos debe pasar algo parecido con las melenas masculinas, no solo con el despliegue de encantos. Solo que, a diferencia de los animales, muchas de nosotras eligen también una relación con el donante y es aquí donde se complican las cosas. 

Sin desdeñar la personalidad, la autoconfianza, el carisma, la inteligencia, la bondad y hasta la empatía, a las hembras (mujeres incluidas), nos atraen los rasgos bellos, como los ojos, los labios, las cejas y la armonía facial, muy visible en la mandíbula, el mentón y la frente. El pelo -o la falta de éste- también es una característica considerada afloja-rodillas. En una encuesta de condones (mira tú por dónde) las mujeres confesaron que de las características más atractivas en un hombre son el pelo rubio, los ojos claros y un acento interesante. Desde luego, hubo menciones a antebrazos, manos, pies y hasta muslos y pantorrillas (fetiches en los siglos XVI y XVII, por cierto, donde los elogios a las pantorrillas de Enrique VIII y de Luis XIV fueron frecuentes y han trascendido a nuestros días). 

Y aquí es donde entra Jonathan Jacob Meijer. Si no te suena de nada, lo hará después de leer esta y otras notas. Músico neerlandés de 43 años, ojos azules, rubisimo y de melena leonina que presume como para anuncio de shampoo desde Kenia, lugar en el que vive hace ya algunos años, a donde se ha desterrado voluntariamente porque en su país de origen, un tribunal le prohibió donar semen en 2017. Jonathan es donador compulsivo y algún oficial de archivos encontró que era el padre biológico de más de cien (sí, 100) bebés, cuando la ley permite sólo 25 (obvio se registró en más de once clínicas diferentes). Anteriormente, solo al bueno de Isaías, personaje bíblico, se le habían atribuido 100 hijos y de eso nadie tiene registros excepto la tradición oral.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.