Por Mónica Hernández
Una de las sorpresas más grandes del pasado 11 de julio en Buenos Aires, en el Centro Cultural Borges, fue sin duda alguna, Viggo Mortensen. Para quienes no lo sepan, el actor escribe poesía y presentó su último trabajo, llamado Ramas para un Nido. Sí, habla español y también escribe en este idioma. Tiene otras compilaciones como La coincidencia de la memoria, Lo que no se puede escribir y Eudaimonia. No pude ir a escucharlo en vivo, pero sí lo he gozado en video. Las palabras del antiguo Aragorn han resonado en mi cabeza y curiosamente, con la imagen de Cristina Rivera Garza envuelta en ellas, enredándose como un par de piernas flexibles alrededor de un cuerpo tibio. Entre otras cosas, dijo que la poesía es una bomba de fabricación casera, una reflexión del fracaso personal y que un poema es la flor de la palabra. No puedo estar más de acuerdo, porque leer poesía es adentrarse en las profundidades de un alma, normalmente rota. Me llamo cuerpo que no está. Escribir es irse, dejó plasmado Cristina Rivera Garza. Ella se desdobla y se aleja cuando escribe, se va, como insiste, pero con la lectura de sus letras nos trae hacia un lugar donde la música se escucha con los ojos y se baila con el alma. Se puede ser ciego y sin embargo, sentir la intensidad de sus letras.