Document

Por Mónica Hernández

Ya sé: parece el título de una película o de serie y tal vez algún día consiga serlo. Se trata del título de un documento científico, conocido coloquialmente como “paper” en la que una neurocientífica revela lo que muchas sospechábamos: el cerebro de las mujeres sufre cambios estructurales cuando vive un embarazo (me ahorraré el término sufrir, porque nunca me han gustado las victimizaciones). 

Este hecho lo descubrimos de niños, de manera empírica: nuestra madre parecía estar por todas y cada una de las habitaciones de la casa, en la escuela, dentro del coche y en el interior de nuestra cabeza, todo al mismo tiempo. Esas madres omniscientes y omnipresentes resulta que no son producto del imaginario colectivo, sino una realidad científica. 

Los nombres de Erika Barba, Elsine Hoekzema y Susana Carmona no nos dicen nada, pero en el año 2017, estas tres neurocientíficas compartieron estudios sobre el cerebro de las mujeres-madres y lo publicaron en la revista Nature Neuroscience. Demostraron que el baile de hormonas al que se somete el cuerpo también se produce en el cerebro. La intención pareciera ser mejorar la capacidad de relacionarse con la cría y también de protegerla. Por supuesto, esto no sucede en el cien por cien de los casos porque sí, también la Madre Desnaturalizada existe.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.