Por Por Nelly Segura

En México, más de 36.3 millones de niñas y niños representan el 28% de la población, según datos del INEGI. Aunque se sabe que el 74.3% de los pequeños de 3 a 5 años y el 99% de los niños de 6 a 11 asisten a la escuela, poco se conoce sobre cómo utilizan su tiempo libre. Aunque no existen cifras específicas en la era digital, la respuesta parece clara: internet es el lugar donde muchos pasan sus horas. Hasta septiembre de este año, "El Ratón Vaquero" de Cri Cri alcanzó 250 millones de reproducciones en YouTube, una cifra que no deja dudas sobre la migración de los niños hacia el contenido online.

Internet ha cambiado los hábitos de entretenimiento. Antes, era común ver a los niños corriendo por los restaurantes o jugando con otros; hoy, lo raro es escuchar gritos de pequeños en estos espacios. Lo habitual es verlos sentados, absortos en un dispositivo, ya sea viendo videos, jugando o navegando por aplicaciones. Pese a algunos esfuerzos por ofrecer contenidos educativos y de entretenimiento para niños, como los programas de Canal 11 en televisión abierta y canales de paga, la realidad es que internet se ha impuesto —lastimosamente— como la niñera moderna de millones.

En este contexto, ha surgido una nueva figura que ha capturado la atención de los niños: Belly, que encarna la regiomontana Belinda Treviño. A diferencia de los personajes infantiles que dominaron la televisión abierta en décadas pasadas, Belly no aparece en los canales tradicionales. En cambio, ha construido su imperio en plataformas digitales, creando un universo que incluye personajes como Beto, Perrón, Kelly, Miguelito, Miguelita, Pepo y el villano Conejo Mala Pata. Cada uno de ellos aborda problemas cotidianos con los que los niños mexicanos pueden identificarse.

Hace unos días, asistí a uno de sus espectáculos en vivo con mi hijo. Desde que llegamos, la expectación era palpable. Las filas para entrar parecían no terminar, y los pequeños iban ataviados con camisetas, mochilas y hasta juguetes de sus personajes favoritos. Cuando finalmente tomamos asiento, la emoción en el ambiente era innegable.

El espectáculo comenzó puntualmente, y apenas Belly hizo su aparición, los niños estallaron en gritos de euforia. Durante el show, los personajes desfilaron uno a uno. El clímax fue la aparición del Conejo Mala Pata, el villano que, lejos de ser abucheado, fue recibido con una ovación casi tan grande como la de Belly. Durante el espectáculo, los niños aprendieron lecciones sobre el trabajo en equipo y la empatía, siempre con un toque de humor.

Lo que destaca de Belly es que su contenido no solo busca entretener, sino que también ofrece herramientas emocionales y sociales útiles para los niños. Como madre de un pequeño, valoro que se toquen temas reales y se ofrezcan soluciones positivas, sin perder el dinamismo y la creatividad que tanto atraen a los pequeños.

A la salida, el impacto del espectáculo era evidente: las tiendas de mercancía estaban llenas de niños que querían llevarse a casa una parte de ese mundo que Belly ha creado. Lo que comenzó como un contenido digital se ha convertido en un fenómeno cultural entre las infancias mexicanas.

En un tiempo en el que internet ha ocupado el lugar de muchos espacios de socialización y juego para los niños, Belly ha sabido destacarse como una de las pocas opciones que ofrece algo más que entretenimiento vacío. Ha logrado conectarse no solo con los niños, sino también con las madres, quienes en gran medida somos las responsables de decidir lo que consumen nuestros hijos. En un panorama donde la mayoría de los contenidos están diseñados para audiencias globales, Belly ha demostrado que es posible crear algo auténtico y, sobre todo, cercano a la realidad de los niños de México. 

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