Por Nitza Masri
La Navidad es ese momento del año en el que la casa huele a nostalgia, a abrazos cálidos y a comida hecha con amor. Es cuando la familia se junta, y entre los primos que no ves desde hace siglos y la tía que siempre pregunta lo mismo (“¿para cuándo el novio?”), logramos lo imposible: sentarnos todos a la mesa.
Esa mesa es el escenario de los recuerdos más entrañables. Pero, seamos sinceros, el pan de siempre es el que termina relegado al rincón del plato, solo para servir de apoyo al plato fuerte. ¿Y si este año le damos al pan el lugar que merece? El pan de masa madre no viene a quitarle protagonismo al pavo, a los romeritos o al bacalao, sino a sumar. Porque cuando un buen pan entra a la ecuación, la comida se transforma, y el alma se reconforta.
Un pan que cuenta historias
El pan de masa madre es como el abuelo sabio de los alimentos: lleva siglos en el mundo, tiene carácter, es paciente y sabe que las cosas buenas toman tiempo. Su fermentación lenta no sólo le da un sabor único, sino que también lo hace más saludable y fácil de digerir. Y si hablamos de la digestión, es ideal, ya que su proceso de fermentación mejora la absorción de nutrientes y la salud intestinal. Pero más allá de lo técnico, el pan de masa madre tiene alma. Es un pan que no se come con prisa; se disfruta, se saborea, se comparte.
Y en una cena navideña, ¿qué más queremos? No se trata de llenar el plato, sino de alimentar el corazón.
Cómo lucirte en la mesa sin complicarte la vida
La Navidad no tiene que ser un caos en la cocina (aunque sabemos que casi siempre lo es). Aquí te van algunas ideas para que el pan de masa madre se robe las miradas y los aplausos:
1. Para el pavo o la pierna al horno:
Acompaña con una hogaza de masa madre con hierbas o nueces. No necesitas más, el pan hace el trabajo de resaltar los jugos y especias.
2. Con los romeritos:
Prueba con una hogaza sencilla, con romero o aceitunas. La textura esponjosa del pan equilibra lo intenso del mole.
3. El bacalao a la vizcaína:
Aquí entra una baguette crujiente. No es para acompañar, es para absorber esa salsa divina y asegurarte de que no quede rastro en el plato.
4. ¿Postre? Claro que sí:
Roles de canela o un bisquetcito de masa madre van perfecto con la ensalada de manzana y hasta con el ponche.
La magia de la mesa
La comida, al final, es un pretexto. Lo importante es la gente que tienes enfrente, las risas, las historias que se cuentan y los brindis por lo que fue y lo que viene. El pan de masa madre no es el centro de atención, pero es ese detalle que hace que todo tenga más sentido, como la playlist navideña que suena de fondo o la copa de vino que alguien te sirve sin que la pidas.
En mi familia, el pan siempre está en el centro de la mesa. No porque sea “la dueña de una panadería”, sino porque creo que el pan representa eso que todos buscamos en Navidad: calidez, compartir y disfrutar de lo simple. Este año, además, quiero brindar por todos los emprendimientos que, con esfuerzo, pasión y dedicación, van logrando hacer realidad sus sueños. Que este brindis sea por cada uno de esos momentos en los que la persistencia se convierte en éxito.
Así que este año, deja que el pan hable por ti. Que en cada rebanada alguien encuentre un pedacito de amor y un recuerdo que valga la pena guardar. Porque al final, la Navidad no está en lo que comemos, sino en con quién lo compartimos.
Feliz Navidad y buen provecho.
Por Nitza Masri, fundadora de la panadería Julieta
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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