Document
Por Nurit Martínez
audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/251.856

Un año después, nada sabemos de la “fe de erratas” y corrección a los libros de texto gratuito para niños de primaria y secundaria, después de la desastrosa renovación que se hizo el año pasado.

A una semana de que inicie el ciclo escolar 2024-2025, no hay un informe de la Secretaría de Educación Pública sobre errores como el cambio de fecha en el nacimiento de Benito Juárez, que se suprimieran decenas de contenidos de matemáticas y se hiciera de los textos modelos de adoctrinamiento electoral y promoción de los megaproyectos de infraestructura de la 4T.

¿En el proceso de transición la secretaria Leticia Ramírez ya entregó esa papa caliente al próximo secretario Mario Delgado? Hasta ahora, nadie les ha cuestionado de manera pública, y de lo que ellos han expuesto entre los temas de prioridad nada se ha dicho.

Esta es una de las primeras herencias de este gobierno a la administración de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. La corrección de los libros de texto gratuito o el desastre relatado el año pasado no es un tema menor en eso de construir la Nueva Escuela Mexicana.

El 8 de agosto del año pasado, después de más de mes y medio de polémica por el contenido de los libros de texto y una semana de conferencias de prensa desde Palacio Nacional para explicar el proceso de renovación de los libros, la secretaria Leticia Ramírez terminó por reconocer los fallos del proceso.

“Los errores que se pueden encontrar podemos revisarlos, formular correcciones, y hacer una fe de erratas como se hace siempre en todas las publicaciones.”

De esa forma se encubrió el trabajo del director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, quien días antes, en medio de sus posturas arrogantes, llegó a señalar en la conferencia de prensa que sólo eran 20 errores y que en las administraciones anteriores se habían registrado más, 117 en la gestión del priista Enrique Peña Nieto.

Lo más grave de todo es que en cada sexenio, en medio de ínfulas intelectualoides de los secretarios de educación, se han cambiado los libros de texto y en cada caso dejaron a los expertos al margen de su elaboración.

La secretaria Ramírez dijo el año pasado que cada error era un área de oportunidad; solo que fue una oportunidad para hacerlo cada vez peor. En esta ocasión no solo fueron los yerros de contenido, sino que fueron adicionados con una histórica carga de adoctrinamiento que no se veía desde el fin de la Revolución Mexicana.

Más aún, no le pareció grave que al inicio del ciclo escolar no se tuvieran distribuidos o producidos millones de libros para los estudiantes de secundaria. Predijo entonces que a mediados de septiembre se completaría la entrega de los de secundaria y “para después” los de telesecundaria. Es decir, los más pobres podían esperar.

En los últimos días, como otros funcionarios del lopezobradorismo, Marx Arriaga apareció en la escena pública buscando focos para lograr continuar en ese mismo encargo. Grave sería que lo ratificaran en esa posición. Hace un año, ni la actual secretaria Leticia Ramírez lo pudo destituir, a pesar de que más de uno supo de su petición en Palacio.

Lo que sabemos es que producir la cantidad de libros para más de 24 millones de alumnos de la educación básica no es sencillo, más aún si se estima que por título se producen entre 2.5 millones y hasta 5 millones si se trata de los de apoyo. La logística es complicada y más aún en su distribución.

A dos semanas del inicio de clases, ese proceso debe estar concluido, con los libros en los almacenes regionales para que lleguen puntuales la próxima semana a cada una de las aulas en el país.

Es toda una hazaña, pero durante más de 60 años así ha ocurrido en México. No tener claridad del proceso o querer modificarlo es querer inventar el hilo negro.

Tener claridad de cómo se quiere formar a las futuras generaciones es una prioridad indispensable para saber qué se necesita plasmar en los libros de texto.

Hay rincones en el país en los que esos libros son el único acceso al conocimiento y a las referencias históricas del país. Pretender ratificarse como arma de adoctrinamiento político debe tener la oposición de todos los que queremos que las futuras generaciones tengan el conocimiento y las habilidades básicas para enfrentarse a un mundo que establece mayores desafíos para desenvolverse en el campo laboral y social.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.