Por Nurit Martínez
Desde que en 1804 se usó por primera vez una vacuna en México, en esa ocasión para prever los contagios masivos y la enfermedad grave por viruela, nuestro país fue considerado pionero no sólo en la distribución sino en la producción de diversas vacunas en América Latina y hoy, por una serie de acuerdos leoninos, los procesos de corrupción y omisión en los últimos años, perdimos ese distintivo. “Estábamos en Guatemala y entramos a Guatepeor”, reza un refrán popular.
No es con ánimo de señalar a nuestros amigos guatemaltecos o a ese hermoso país y sus aportaciones, pero en el fraseo proverbial aplica para aquello que cuando se procura huir del peligro, de una condición adversa se llega a una peor condición, según el Centro Virtual Cervantes.
Hasta 2022 la Auditoría Superior de la Federación estimaba que se habían invertido más de 2 mil 574 millones de pesos durante los últimos 16 años para producir la vacuna contra influenza en acuerdo con la empresa farmacéutica Sanofi, pero la omisión, el “dejar hacer dejar pasar de la corrupción” hizo que no sólo no se lograra en un gobierno panista, otro priísta y el primero del morenismo, la transferencia tecnológica para hacer esa vacuna, sino que también en estos últimos años se perdió la producción de vacunas como el antivenenos contra picaduras de alacrán y serpiente.
Eso lo reveló apenas el último día de septiembre el director de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), el general Jens Pedro Lohmann en una entrevista concedida a la reportera Ángeles Cruz de La Jornada.
Como parecía, eligieron el medio para enviar el mensaje y nadie reparó en ello, al menos públicamente. Dijo que se perdió la certificación de buenas prácticas de manufactura en la elaboración de vacunas y, por ello, se le buscó una nueva novación: comprar y distribuir medicinas e insumos médicos.
Se sabe que en la nueva administración hay quien toma nota de estos “desplantes”, cajum, cajum… sorry de estos “exabruptos”, perdón de estos tropiezos o usted póngale nombre e intentan trazar un nuevo rumbo o, mejor dicho, corregir el camino o lo que se conoce como “el segundo piso” de algo.
Se supone que el general llegó en 2021 a esa institución para “hacer frente a la corrupción y a la coacción entre las empresas farmacéuticas y la función pública”, pero en todos estos años ni investigación, ni señalamientos claros y menos aún acciones para mejorar en Birmex. Todo lo contrario, lo poco que se tenía se perdió.
Sin el foco público en Birmex ocurrió todo lo malo que le puede ocurrir a las instituciones y como para el anterior gobierno tener un militar al frente era garantía de todo y de nada, así ocurrió. Se asoció que un militar era sinónimo de honestidad y ahora veremos qué ocurrió y con datos, no de los otros, sino de los nuestros los que nos muestran la realidad cruda.
El último día del gobierno anterior, del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, el general Lohmann reveló lo que ya se sabía al inicio de la administración: Birmex operaba con números rojos, pero ¿y luego? ¿qué hizo durante todos esos años?
Lo peor no es eso, eso ya pasó lamentablemente, pero, y ahora, ¿qué sigue? Desde la administración del panista Felipe Calderón se creó una estrategia, lamentablemente llena de muchos puntos oscuros, pero estrategia al fin para hacer de México un productor de una vacuna prioritarias, una de ellas contra la influenza después de que nos cayó la pandemia de influenza, pero años después vemos que otra vez no pudimos aprovechar como país. Sí, otra vez, sorry.
La idea es que a partir de 2024 México produjera por primera vez en su territorio la vacuna contra influenza y que en 2032 tuviera acumuladas hasta cien millones de dosis contra influenza. La producción inicial sería de 20 millones. Esa era la buena, la mala es que no se logró.
En las partes de la negociación, de la administración de Birmex en el último sexenio la paraestatal no logró ni mantener, menos aumentar o realizar nuevas tareas encomendadas, como la compra y distribución de medicamentos. Los resultados que dio junto al Instituto de Salud para el Bienestar fueron un desastre: desabasto y compras plagadas de procesos de corrupción.
Lamentablemente, no solo es eso, según la Auditoría Superior de la Federación acaba de dar a conocer, según la publicación de Pedro Villa y Caña en El Universal, que al frente Birmex el general Jens Pedro Lohmann repitió esquemas de corrupción usados en otros momentos, contratación de personal sin documentos que acrediten contar con experiencia profesional o estudios necesarios para hacer de la paraestatal la empresa de vacunas que se conoció en México en los años 70 del siglo pasado.
En días pasados, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó su estrategia para la Salud, una serie de acciones entre las cuales la prioridad es contar con medicinas e insumos a tiempo.
En su declaración en entrevista Lohmann también reveló que para que Birmex recupere su papel estratégico de productor y vendedor de vacunas, incluso hacia países de América Latina se requiere una gran inversión, pero sobre todo “evaluar el costo-beneficio” de esa apuesta.
Dijo que hay área de la paraestatal que requieren empezar desde cero porque la infraestructura es obsoleta, pero hay temas prioritarios como este en el que más vale iniciar desde cero algún día, que volver a enfrentarnos a la voracidad de las farmacéuticas y la competencia mundial por insumos en medio de una pandemia, lo vimos con Covid-19.
Con una científica al frente del país, se antoja que este sea un gran proyecto de Nación. Alguien que al fin entiende la importancia de apostar por el desarrollo científico en la salud. En cierta medida no hay que iniciar desde cero, en instituciones de salud, en universidades, centros de investigación y en el mismo Birmex existen grupos expertos con el conocimiento para ello. Más vale rescatar a tiempo una empresa nacional como esta, antes que pasar de Guatemala a Guatepeor.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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