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Por Nurit Martínez

María es una joven secretaria que para mejorar su situación laboral en la institución pública donde trabaja destina cada mes una proporción de su salario a pagar la universidad que está justo a la salida del metro, cerca de su casa.

Sueña con que pronto terminará sus estudios como abogada,  solo que ahora, a unos meses de graduarse, la institución hizo una oferta tentadora a su grupo: no hacer la tesis sino inscribirse de inmediato a la maestría y se ahorran el tormentoso proceso. 

Para sus finanzas no es tan tentadora la oferta, serían dos años y medio más de inversión, más la tesis. Ella calcula una inversión adicional mínima de tres años.

Su cuota mensual hasta ahora es de dos mil 500 pesos, hacer la maestría implicaría subir su colegiatura 300 pesos más, pero ¿cómo rechazar la oferta de tener un posgrado?

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.