Por Nurit Martínez
Establecer que México continúe su participación en la prueba de PISA (Programa para la evaluación Internacional de Alumnos) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2025 junto a 90 países es una decisión que corresponde al próximo gobierno de la República, por lo que la filtración de una carta del creador de ese examen internacional, apunta más a comprometer desde ahora a la siguiente administración.
La falta de criterio a partir de una política de Estado para medir, conocer resultados, definir acciones para la mejora y volver a medir resultados ha sido la constante dentro de la Secretaría de Educación Pública (SEP) desde hace cinco años.
Hoy a eso se suma la coyuntura política de México. Estamos a mitad del proceso de sucesión presidencial y a estas alturas, con la experiencia de casi 25 años de participar en este instrumento el debate ya no es si hacerlo o no, en automático debiera tomarse como parte de una política de Estado.