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Por Olivia Medina

En ocasiones pensamos que la intuición no tiene cabida en un mundo tan “racional y mundano” como los negocios, hay que analizar datos, irnos a lo medible, a lo real, y confiar solo en eso: ¿que nos dicen las métricas, las analíticas, las proyecciones? Y no meter a la ecuación  algo tan intangible como “la intuición femenina” (aunque estoy segura que los hombres también la tienen, pero muy dormida).

Pues déjame contarte una historia que nos pasó justo este año, a 27 años de creada la empresa, con toda la sapiencia que hemos acumulado, con un sistema de ventas que hemos armado a base de experiencias y sentido común.

Nos contactaron por mail (como muchos clientes hacen) pidiendo una cotización de una cantidad inusual de té, en nuestro “sistema” ese tipo de cotizaciones las ve directamente la Directora Comercial, quien además de tener muchísima experiencia en ventas y conocer el derecho y revés de la empresa, es también socia y familiar mío. Ella se comunicó con el cliente potencial, primero por mail para ver la seriedad de la solicitud y después vía telefónica. Siguió todas nuestras directrices (llenado de formato de cliente nuevo, constancia de situación fiscal, etc etc) e incluso averiguó mucho más de lo que hacemos cuando un pedido es “normal”.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.